El turismo rural del Bierzo defiende sus ventajas para abrir antes que los hoteles de ciudades para recuperar un verano con malas previsiones

El turismo rural del Bierzo navega en un mar de dudas e incertidumbre que no parece llegar a puerto con medidas, ni garantías, que permitan hablar de recuperación a corto-medio plazo

24 de Abril de 2020
Actualizado: 09 de Mayo de 2020 a las 11:50
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casa rural 650
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Los alojamientos rurales del Bierzo comparten una situación de incertidumbre y malas previsiones acerca de la recuperación del sector de cara al verano. Actualmente, las casas rurales de la comarca lucen el cartel de "cerrado" y son muchas las que han sufrido oleadas de cancelaciones de reservas, especialmente para junio y julio. Sin embargo, el horizonte de agosto se muestra más halagüeño, aunque todo sigue a expensas de las decisiones que tome el Gobierno central para reanudar la actividad en el turismo.

En este sentido, los propietarios de las casas rurales del Bierzo reclaman poder reabrir sus instalaciones antes que los hoteles de las grandes ciudades, teniendo en cuenta la idiosincrasia de estos alojamientos. Dado que no es lo mismo un gran hotel en una ciudad, con mayor afluencia de huéspedes concentrados en espacios cerrados, mientras que en las casas rurales conviven familias en menor número, en espacios mucho más amplios y generalmente al aire libre, en entornos rurales rodeados de naturaleza y pueblos pequeños. 

Es el punto de vista que defienden desde la Asociación de Turismo y Desarrollo del Bierzo Alto (Atudebial), cuyo presidente Andrés Torrente manifiesta la necesidad de tener en cuenta las ventajas que ofrece el turismo rural frente a las grandes ciudades de cara a reanudar la actividad. A tal efecto, mantienen reuniones semanales de manera telemática con la directora de Turismo de la Junta de Castilla y León, Estrella Torrecilla, para poner sobre la mesa las previsiones de cara a un futuro muy incierto. En cualquier caso, las cancelaciones de reservas azotaron con fuerza entre abril y julio, pero para agosto comienzan a recibir las primeras solicitudes. A juicio de Andrés Torrente, esto se traduce en cierta esperanza, pero sigue sin haber garantías ni certezas en torno a la recuperación del sector. 

En la misma línea, el entorno del Valle del Silencio se postula como una buena opción para reconectar con la naturaleza y el medio rural una vez finalice el confinamiento. Desde Casa Elba, en Peñalba de Santiago, defienden la belleza de esta localidad berciana para atraer turismo cuando se levante el encierro. "No es lo mismo un gran hotel de Madrid que una pequeña casa rural en Peñalba", insisten. Aunque valoran muy positivamente la ansiada llegada de cobertura e Internet al pueblo, y aseguran que no se han cancelado todas las reservas por el momento de cara al mes de agosto, "no hay muy buenas previsiones y nos preocupa que la hostelería y los alojamientos sean los últimos negocios en abrir", lamentan fuentes de Casa Elba.

Otro enclave predilecto del turismo rural es el entorno de Las Médulas, donde las esperanzas de reabrir los alojamientos de cara al verano se desvanecen cada día más. "Junio y julio están perdidos, a ver qué pasa con agosto y septiembre", sentencian en La Peregrina. Coinciden en el reclamo de abrir antes el entorno rural, el campo, los huertos, dado que se trata de espacios al aire libre, más pequeños que los alojamientos de grandes ciudades. En cualquier caso, matizan desde La Peregrina que todo dependerá de las condiciones con que se permita la reapertura. "Si nos piden abrir sólo dos habitaciones, poner mamparas de protección, limitar el aforo... no compensa", advierten desde este alojamiento rural en Carucedo. 

También en Las Médulas, el complejo rural Agoga comparte la advertencia de que "si no abrimos en verano, estamos perdidos". En cualquier caso, también confían en que el entorno natural al aire libre sirva de reclamo para la recuperación del sector. "Dependemos mucho del turismo nacional, el internacional es menos representativo, pero hay mucha incertidumbre", lamentan. 

No obstante, en el entorno de los Ancares, la propietaria de la Casa Rural El Acebo, en el Valle de Finolledo, pone el foco en la población envejecida del entorno rural: "si las medidas no son seguras, mejor que no nos dejen abrir, la salud es lo primero", aclaran. "Sin garantías, vale más esperar a que sea realmente seguro", insisten, a pesar de haber perdido todas las reservas de junio y julio. También es preciso reseñar el punto de vista del hotel rural Casa Ana, en Los Ancares, donde reconocen que las casas rurales presentan más ventajas que los hoteles por pequeños que sean, dado que no se alojan familias únicamente, sino que conviven más huéspedes. "Lo tenemos más difícil, por nuestra propia seguridad y por las de los clientes", lamentan.

Así las cosas, el turismo rural navega en un mar de dudas e incertidumbre que no parece llegar a puerto con medidas, ni garantías, que permitan hablar de recuperación a corto-medio plazo. Con el punto de mira fijado en el mes de agosto como posible oasis de reactivación, insisten en la necesidad de dar prioridad al turismo rural para reactivar un sector fundamental para el desarrollo de la comarca.