Javier Ikaz y Jorge Díaz, los autores del fenómeno 'Yo fui a EGB': "Los niños de hoy no tienen nada que ver socialmente"

Los autores del fenómeno editorial del momento relatan cómo nació la experiencia, que han escrito con los ojos de un niño... de aquellos niños. Hoy, confiesan "no sé cómo pudimos vivir sin internet, pero lo hicimos"

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Fundador, CEO de InfoBierzo e InfoLeon
16 de Diciembre de 2014
Actualizado: 21 de Diciembre de 2014 a las 20:40
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En 2006, los destinos de Jorge Díaz y Javier Ikaz, dos bilbaínos nacidos en los 70, se cruzaron. La mujer de Jorge no paraba de decirle que tenía que conocer a un compañero suyo del trabajo que era “tan raro” como él, y que compartía sus aficiones y preferencias musicales y cinéfilas. “Un día nos presentó, congeniamos y hasta hoy”, recuerda Jorge. Ocho años después, han dejado a un lado sus titulaciones como publicista e informático para dar forma a un proyecto llamado 'Yo fui a EGB', que nació en internet y que el pasado año se transformó en el libro más vendido de España. Ya tienen 830.000 seguidores en Facebook y cerca de 80.000 en Twitter, y esta Navidad regresan fuerte: con la segunda entrega editorial bajo el brazo ('Yo fui a EGB 2', Plaza y Janés, 18,90 euros) y con un disco que reúne 24 himnos de aquella generación, entre otras muchas sorpresas.


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¿Cómo surgió el proyecto 'Yo fui a EGB'?


JORGE- Cuando nos presentaron, cada uno teníamos nuestro propio blog. Un día apareció ese nombre y pensamos que teníamos que hacer algo con él, sin tener muy claro qué. Al final decidimos probar con una página de Facebook porque era lo más sencillo y rápido, y desde el principio la respuesta fue estupenda. La comunidad fue la que nos fue animando a crear primero el blog (www.yofuiaegb.com) y luego el libro.


Muchos de los proyectos que triunfan en internet se diluyen al intentar saltar al papel, quizá por el cambio de lo gratis al formato de pago. ¿Cómo habéis logrado mantener la magia y la fidelidad de los lectores?


JAVIER- Si a diario estás ofreciendo un producto gratis y decides hacer un libro que va a costar 18 euros, no puedes pretender darle a la gente lo mismo. Tienes que ofrecer un extra que haga que pueda interesar. Al plantear los libros teníamos claro que tenían que tener un texto, un diseño e incluso un concepto diferente. Cuando surgió la posibilidad lo teníamos muy fácil para haber hecho un libro de la noche a la mañana, recopilando posts ya publicados en el blog, pero eso hubiera sido engañar al lector. Estuvimos un año entero trabajando en el libro, para dotarlo de nuevos contenidos, con un diseño donde no hubiera dos páginas iguales.


De antemano contabais con muchísimo material, ¿dar forma al aspecto visual y ordenar los contenidos ha sido lo más complicado?


JAVIER- No queríamos ser los típicos abuelos que dan la barrila hablando del pasado. Somos jóvenes hablando de aquella época. Queríamos dejar claro que estamos en 2014, por eso tenía que ser algo muy moderno. En el apartado visual queríamos que fuera una cosa muy colorista, que evocase nuestra infancia, y le encargamos el diseño a una amiga nuestra, Cristina Irisarri.


Este segundo libro ha entrado muy fuerte en las listas de ventas, mientras el primero también se mantiene. Los dos son una bomba de relojería para nostálgicos. ¿Cómo los veis vosotros?


JORGE- Nos han llegado a decir que son como libros de historia de aquellos años contados por un niño, y nos gusta esa definición. Es como si fuera un análisis sociológico de aquella época, pero a través de los ojos de un niño que recuerda las chucherías que había, los juguetes, lo que veía en la tele o cómo eran las navidades, siempre con inocencia. Jamás hablamos cuestiones políticas o cosas más serias, porque cuando éramos niños todo eso no te afectaba, se quedaba fuera de tu mundo.


JAVIER- Para mí es más honesto hablar de aquellos años desde la mirada ingenua de un niño, dejándote llevar por las emociones, que hablar de tu infancia desde la atalaya de quien tiene ya 40 años y recuerda aquello con ironía. Una cosa muy buena que le ocurre a la gente que ha leído el libro y llega para que le firmemos su ejemplar, es que en ese momento vuelven a ser niños. Independientemente de la edad que tengan, a veces llegan con el juguete que más emoción les hacía jugar cuando eran pequeños, y eso es lo que en el fondo queremos: volver a ser niños y recuperar lo que perdimos.


¿Cuál es el secreto de vuestro éxito? ¿Es la generación de los 70 la más nostálgica del mundo?


JORGE- Hay varias claves y una de ellas es el 'baby boom': somos muchos los que fuimos niños en aquella época. Luego nos hemos dado cuenta de que realmente había muy pocas cosas entonces: las marcas empezaban a introducirse en el mercado, sólo había dos canales de televisión y todos hacíamos prácticamente lo mismo. Otro hecho fundamental es que a través de las fotografías de objetos de entonces, el cerebro hace que el lector al ver ese pequeño juguete se traslade al momento exacto de su infancia en el que su padre se lo compró en el quiosco, o estuvo jugando con unos amigos que ya ni siquiera recordaba. Ese proceso es un poco mágico, comprobar cómo una foto te puede trasladar a un un rincón de tu memoria y a una parcela de tu vida que tenías totalmente olvidada.


Los dos tenéis hijos pequeños. ¿Cómo es la infancia de alguien sin Mazinger Z, Dartacán...?


JAVIER- A día de hoy la pregunta casi sería cómo pudimos pasar nosotros la infancia sin internet... En mi caso, mi niña tiene diez meses, y de momento cuando le pongo el disco o los dibujos que yo veía todavía le hace más ilusión el plástico que otra cosa. Cuando nos preguntan sobre las diferencias entre los niños de hoy en día y los de antes siempre digo que yo creo en el niño y apuesto por él, independientemente de que naciera en el 74, en el 84 o en 2014. Un niño es un niño, y en ese momento en que todavía no está 'manchado' y es inocente, lo que quiere es jugar.


JORGE- Yo tengo dos niños, uno de siete años y una de año y medio, y con el mayor sí me doy cuenta de que los niños de hoy no tienen nada que ver con los niños de la EGB: ha cambiado la sociedad y también hemos cambiado los adultos, sobre todo con la introducción de las tecnologías e internet. Pero sí me doy cuenta de que muchas cosas de aquella época siguen funcionando. Cuando le preguntas a mi hijo cuál es su película favorita él te dice que 'Regreso al futuro', y algo tiene para que después de tantos años siga funcionando. Y si le das un juguete como el Tragabolas o Hundir la flota, le siguen encantando. Yo creo que al final los niños son niños, y muchas veces somos los adultos o la propia sociedad quienes nos empeñamos en que tienen que jugar con una tablet o un móvil.


Con la industria editorial en crisis, sacáis un libro y es el más vendido del año en España. Ahora no sólo volvéis a la carga, sino que os metéis en otra camisa de once varas importante al lanzar el disco. ¿Esperáis una acogida similar?


JAVIER- Obviamente, cuando lanzamos el primer libro no esperábamos el éxito que ha tenido y sigue teniendo. Con el segundo podías pensar que si el primero funcionó, éste también lo haría, pero yo llegaba con las mismas dudas. Desde el principio esta segunda entrega se ha disparado y ahora están los dos en el top de ventas, como hermanos bien avenidos. Y el disco también ha empezado muy fuerte. Estamos entre atónitos y agradecidos...


JORGE- Llevamos años escuchando que tanto el libro en papel como los discos van a desaparecer, y queríamos hacer un homenaje a ambos. Yo creo que funcionan porque son productos que la gente quiere tener. Cuando sacamos el primer libro, muchos lectores nos decían que sólo consumían libros digitales pero que con el nuestro hacían una excepción porque invitaba a tenerlo en soporte físico. Con el disco pasa lo mismo, parece que no se venden, que sólo se piratea, y teníamos claro que queríamos hacer un disco que fuera mucho más: aparte de las canciones incluye un libreto de 36 páginas que diseñado también por Cristina, con las canciones como antiguamente venían, con juegos para cada canción y una serie de regalos (una chapa, una pegatina para el coche, un carnet numerado como cuando éramos pequeños y nos hacíamos nuestros propios carnets de nuestra banda...). Tantos los libros como el disco están mimados hasta el máximo detalle: la tapa dura, el olor... Hay gente que nos ha dicho que los libros huelen a EGB. Son objetos que, cuando los tienes en las manos, no defraudan.


¿El desafío en esta segunda entrega del libro era volver a sorprender al lector?


JAVIER- Queríamos romper el tópico de que las segundas partes son inferiores. Sabíamos que había cosas que se habían quedado fuera y que había que hablar de ellas, y que era necesario profundizar en otras, pero no queríamos hacer una continuación, al modo de una enciclopedia interminable. Teníamos claro que el libro tenía que valer por sí mismo, sin necesidad de leer el primero, y que tenía que tener más páginas, un diseño muy elaborado y una serie de extras como las pegatinas o el desplegable del final, todo con el mismo precio. Mi opinión es que este libro ha superado al primero.


Habéis logrado una de las cosas más difíciles, que es crear marca, pero después de vuestro primer libro aparecieron infinidad de imitadores. ¿Con qué ojos los veis?


JORGE- Hasta que llegó 'Yo fui a EGB' el término EGB estaba totalmente en desuso. Podías hablar de los 80, de cuando eras pequeño... pero ahora está en todas partes, incluso en los medios de comunicación. Es cierto que han surgido un montón de imitadores por todas partes, y no es algo que nos guste, pero si tienes imitadores es porque estás teniendo éxito.


JAVIER- Es como el cantante que se alegra de que su disco está en el top manta porque eso quiere decir que su música interesa. A mí no me gusta nada ver cómo, de repente, se utilizan unos términos o proliferan diseños muy parecidos a los nuestros, pero es lo que hay. Al final ese mismo imitador está dejando claro que lo que haces interesa.