La encrucijada de La Puebla, un fracaso en la integración: "La situación viene de años atrás"

La directora del colegio explica que “la gente tiene una noción equivocada de este centro” y recuerda que “ en el colegio siempre ha habido gitanos que han querido convivir con los payos”. Elisa Elena González recuerda que “la situación no viene de ahora, la arrastramos de años atrás”.

22 de Septiembre de 2015
Actualizado: 25 de Septiembre de 2015 a las 10:26
Guardar
000_0110
000_0110
Aspecto exterior de las instalaciones del colegio La Puebla / Víctor Alón Aspecto exterior de las instalaciones del colegio La Puebla / Víctor Alón

El colegio La Puebla, el centro educativo público más antiguo de Ponferrada de los que actualmente siguen en servicio junto al Campo de la Cruz con 60 años de historia a sus espaldas, cuenta sólo con 25 alumnos este curso, todos ellos de etnia gitana. La situación ha provocado que el colectivo hable de “gueto” y “ejemplo de una integración demagógica de las administraciones” mientras los padres de los niños quieren que sus hijos sigan estudiando en el colegio y exigen a la Junta que atraiga alumnos. Una decisión que tomaron en las últimas horas en una reunión, para elegir una alternativa -la otra pasaba por solicitar a Educación el cierre del centro para la dispersión de los pequeños en otros centros donde integrarse.

Ante esta encrucijada, la directora del centro, Elisa Elena González, recuerda que “la situación no viene de ahora, la arrastramos de años atrás”. Según González, “25 alumnos gitanos los ha habido siempre pero antes se integraban con el resto del alumnado”. La directora explica que los padres de los alumnos gitanos “quieren que sus hijos convivan con los payos, incluso hay algunos que los han trasladado a otro centro para que allí puedan integrarse”.

La falta de nuevas matriculaciones ha sido una constante en los últimos años en un colegio que en los años 80 contó con más de 700 alumnos. La cifra fue bajando hasta que en el año 2001, cuando deja de impartirse la ESO en el colegio, ya sólo quedaban 89 alumnos. “El rumor de que el colegio se cierra ha pesado como una losa desde hace muchos años”, explica González, que recuerda que se barajó la opción de convertir el centro en una Escuela para adultos o en una Escuela de Idiomas.

“Ante esa situación, nos preguntamos qué podíamos hacer y pusimos en marcha el servicio de comedor, el programa Madrugadores, la jornada única, el huerto escolar y diversos talleres. También fuimos el primer centro de la Comarca en implantar el proyecto bilingüe”, explica la directora. Todo ello sirvió para elevar el cupo de alumnos hasta los 120 en el año 2007 y recuperar la figura del jefe de estudios, figura que ha vuelto a desaparecer tras la merma en el número de niños inscritos.

“Hemos llevado a cabo todas las actividades que promueve la Junta para atraer nuevos alumnos”, insiste la directora, que recuerda que “el colegio cuenta con unas instalaciones fantásticas, tenemos el nivel 3 en tecnologías de la información y la comunicación, un aula de apoyo a niños con necesidades especiales o un aula de música”.

Para González, la solución a esta situación pasa por la matriculación de nuevos niños en el centro. “Animo a los padres a que traigan aquí a sus hijos”, pide la directora, que considera que es la única manera de promover la integración. “La gente tiene una noción equivocada de este centro”, remacha.

Por los casi desérticos pasillos del colegio aparece un profesor del centro que recuerda que existe libertad de elección de centro y formula la pregunta clave: “¿Tú traerías a tus hijos a este colegio?”.

000_0082000_0086000_0094000_0096000_0097000_0078000_0079000_0085000_0108000_0110