El pasado martes 26 de marzo TVE dio el pistoletazo de salida a una nueva edición de uno de sus productos estrellas: MasterChef. El talent culinario arrancó así su séptima edición a escasos dos meses de la final de MasterChef Junior, la segunda de las tres ediciones del programa que se completan con MasterChef Celebrity.
Una de las grandes novedades de esta nueva edición es la ausencia de Eva González como conductora del espacio, y es que la modelo sevillana dejó el concurso gastronómico más famoso de la televisión para dar el salto a AtresMedia y pasar a presentar La Voz. Tras barajar la posibilidad de sustituirla por otro presentador, finalmente los responsables del programa decidieron que serían los propios jueces -Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samanta Vallejo-Nágera- los encargados de asumir ese rol. Para darle un plus de emoción, en esta séptima edición los concursantes competirán divididos en tres equipos, uno por cada juez. No es la primera vez que se emplea este sistema en la franquicia de MasterChef, en su versión estadounidense, la más popular de todas, las últimas ediciones ya se presentaron bajo este formato.
De esta forma, los quince concursantes que han conseguido un delantal pasarán a luchar por el premio final de 100.000 euros y la publicación de su propio libro de recetas organizados en tres grandes grupos, aunque cabe destacar que sus actuaciones frente a los fogones seguirán siendo evaluadas de manera individual. De nuevo, el talent nos ofrece una gran variedad de perfiles entre los concursantes escogidos. Todos comparten la idea de que MasterChef es una oportunidad para cambiar el rumbo de su vida, utilizando su paso por el programa como un trampolín hacia el éxito. Quieren repetir la historia de Ramón Colillas, el catalán que aprovechó un pase para participar en el PCA de Bahamas para alzarse con el premio en metálico de 5 millones de dólares, pero en el plano gastronómico. No lo van a tener fácil, pues el listón de esta nueva hornada de cocineros amateurs está muy alto.
Fuente: Youtube
Los sabores de Zamora, protagonistas de una entrega de la séptima temporada
Un par de días antes de su estreno en televisión, el talent viajó hasta Zamora para rodar una de las entregas de esta séptima edición. No es la primera vez que MasterChef pisa la Comunidad, ya lo hizo el pasado año durante la edición Celebrity en la que los concursantes se desplazaron hasta la ciudad de León para cocinar con productos del sello Tierra de Sabor. También durante ese año el talent recaló en Salamanca con motivo del VIII Centenario de la USAL, y en la edición regular de 2017 el programa planteó una prueba de exteriores en el Castillo de los Templarios de Ponferrada. Segovia y su acueducto también fueron el telón de fondo para otro de los duelos culinarios del programa, en este caso durante la sexta temporada.
Por el momento no se sabe cuándo verá la luz el programa rodado en Zamora, pero todo apunta a que será a mediados de temporada. Lo que sí se conocen son los productos con los que han tenido que elaborar el menú los aspirantes a MasterChef. De nuevo, el programa ha buscado promocionar y dar visibilidad al sello Tierra de Sabor de Castilla y León, empleando ingredientes en las elaboraciones como el Queso Zamorano con Denominación de Origen, el garbanzo de Fuentesaúco o el Vino de Toro. Los concursantes emplearon estos y otros productos de la tierra en la elaboración de un menú para 70 comensales. Las cocinas se ubicaron en la Plaza de la Catedral, mientras que la cata de los platos elaborados por los aspirantes se realizó en el claustro catedralicio ante ganaderos y agricultores de la provincia.
Esta nueva visita del concurso culinario vuelve a poner en valor la gastronomía de la Comunidad, haciendo en este caso especial hincapié además en el patrimonio románico de la provincia de Zamora.