La séptima edición, que consolida la cita deportiva y lúdica, contó con dosis de buen humor e implicación de los participantes ataviados de época.
Se trató de una marcha ‘vintage’, sin espíritu competitivo, hasta el vecino municipio de Corullón. Tras degustar un avituallamiento, los participantes regresaron a Toral para la comida de fraternidad en la playa fluvial del municipio.
Se trató de una marcha ‘vintage’, sin espíritu competitivo, hasta el vecino municipio de Corullón. Tras degustar un avituallamiento, los participantes regresaron a Toral para la comida de fraternidad en la playa fluvial del municipio.
