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Tal como cabía esperar, España vive desde este lunes 21 una nueva era política que ha sacudido el bipartidismo y el turno de Gobierno entre PP y PSOE. Todo pasa por meter en las combinaciones a Podemos, y a Ciudadanos junto a los nacionalistas. En todo caso el Gobierno, si es en minoría, tiene como reto superar el ecuador de legislatura.
Los partidos llamados 'emergentes' hicieron uno de sus lemas de campaña en terminar precisamente con esta alternancia y proponer 'cambio'. Por ello resulta complejo que la primera opción de pacto, la de PSOE y Podemos, salga adelante. Primero porque necesita de otro apoyo, y bien complicado parece que sea Ciudadanos, dejando la última pata a los partidos nacionalistas vascos y catalanes. Una baraja difícil de jugar para el PSOE.
Podemos podría ver perdido parte de su apoyo de 'ruptura' si secunda el pacto bajo Gobierno de los Socialistas, y estos últimos asumirían un cambio de ciclo preponderante en la izquierda si aceptan que Iglesias fuera presidente.
El de Ciudadanos y PSOE resulta también estéril, porque no llegan a los apoyos mínimos para la investidura ni para realizar labor de Gobierno en el Congreso.
Lo mismo pasa con la otra alternativa que parecía primera, la del PP y Ciudadanos. Inválida, y necesitaría sumar a los nacionalistas. Complicado cuadrar las piezas de este puzzle. En todo caso podrían pactar PP y Ciudadanos y lograr la investidura si el PSOE se abstiene. Desde ahí el PSOE, junto a Podemos, jugaría una baza de desgaste con mayoría en la Cámara sobre el bloque PP-Ciudadanos.
La otra alternativa es un pacto de Estado PP-PSOE, pero vendría a evidenciar la fusión entre dos bloques, los bipartidistas y los renovadores. Sería una legislatura que desembocaría irremediablemente en que uno de las dos alternativas se jugaría su pervivencia como sistema en los siguientes comicios. El PP parece más abierto, pero las bases del PSOE parecen rechazar de plano este extremo.
La única baza podría ser introducir en este pacto de Estado, un elemento renovador: Ciudadanos. Pero también parece una menestra difícil de digerir.
Así las cosas parece que Podemos y Ciudadanos están más por la labor de hacer, ahora con presencia en el Congreso, oposición al partido que resulte elegido para formar Gobierno: PP o PSOE. En esa atmósfera de alternativa es en la que han surgido y en la que han irrumpido. Quizás den su apoyo de investidura o quizás se abstengan. Desde ahí podrían plantear una legislatura de desgaste, de apoyo puntual para imponer puntos de su programa, pero una legislatura en todo caso que se antoja corta, a dos años.