El caso de los abusos sexuales en el seminario de La Bañeza implica al vicario de Ponferrada por inacción

Una de las víctimas explica que en aquel momento denunciaron los abusos ante Francisco Redondo de Paz, tutor de una clase, pero éste no hizo nada al respecto

31 de Enero de 2017
Actualizado: 06 de Febrero de 2017 a las 09:42
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El caso de los abusos sexuales que tuvo lugar hace 28 años en el Seminario Menor de La Bañeza (curso 1988/1989) en el que se ha visto implicado el expárroco de Tábara (Zamora) José Manuel Ramos, apartado ya de su labor como sacerdote por el Obispado de Astorga, también ha salpicado a otros religiosos por la pasividad que mostraron en aquel entonces a pesar de conocer los hechos que se estaban acometiendo.

Según publica en su edición digital el periódico La Opinión-El Correo de Zamora, que ha reproducido la carta de denuncia que una de las víctimas envió en 2014 al papa Francisco para narrarle lo sucedido, F.L reprocha al nuevo vicario episcopal de Ponferrada y del Sector de Pastoral Social, Francisco Redondo de Paz, por su inacción al no haber protegido a las víctimas ante el agresor. En su denuncia ante el santo padre también denuncia al arzobispo de Santiago de Compostela, monseñor Julián Barro, rector del seminario de Astorga, donde las víctimas iniciaron sus estudios de bachillerato y, tras haber sufrido abusos sexuales en La Bañeza, fueron objeto de maltrato psicológico, lo que considera una consecuencia de sus revelaciones.

El rotativo desvela, además, que la víctima y denunciante se dirigió al pontífice por segunda vez en noviembre del año pasado, para manifestarle su disconformidad con la pena impuesta a Ramos Gordón, teniendo en cuenta que sólo le impuso la privación del oficio de párroco durante un periodo no inferior a un año, en el que tendrá un seguimiento tutelado por un sacerdote, realizará ejercicios espirituales de mes y desarrollará labores asistenciales a favor de los sacerdotes ancianos e impedidos, así como otras tareas caritativas.

En este sentido, el afectado relata que cuando tres de los cuatro menores que sufrieron abusos denunciaron lo sucedido ante el rector del seminario hace 28 años se inició una cadena de castigos incomprensible. Poco después también acudieron en la ayuda del tutor de 6º de EGB, que en aquel momento era don Francisco Javier Redondo Paz, quien, según F.L. sólo se interesó por saber si los chavales había comentado estos hechos con alguien más. El sacerdote se comprometió a tomar cartas en el asunto, pero el denunciante asegura que "no hizo nada".

La Opinión-Correo de Zamora también describe que los hechos se producían en el dormitorio de los chicos. Cada curso tenía su dormitorio común, con paneles entre cama y cama para preservar la intimidad de los internos, que, sin embargo, no llegaban al techo. Los abusos, según la misiva, consistían en tocamientos en la zona genital. El curso siguiente, las víctimas iniciaron sus estudios de BUP en el seminario de Astorga. Allí, según el denunciante, sufrieron los castigos de don Máximo, su tutor. Monseñor Julián Barrio, que era rector del centro, recibió la protesta del padre de los gemelos por la frecuencia de los castigos, ante las que el arzobispo guardó silencio.