El desarrollo industrial del Bierzo, en la encrucijada

Proyectos como Cosmos y Forestalia tratan de revitalizar el sector industrial y superar la controversia con el movimiento ecologista

20 de Diciembre de 2018
Actualizado: 21 de Diciembre de 2018 a las 14:49
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La pérdida de peso del importante sector industrial que, a lo largo del siglo XX, impulsó la economía de la comarca del Bierzo desazona a las autoridades y atemoriza a los vecinos de una comarca otrora confiada y ahora muy tocada por la crisis.

La fotografía de los miles de bercianos que el pasado domingo salieron a la calle para reclamar a las administraciones que no olviden al territorio y destinen inversiones a la reactivación económica de la zona es un resumen del sentimiento de frustración y desesperación de una de las comarcas que tradicionalmente ha tenido más peso industrial en la Comunidad.

En este contexto, dos iniciativas intentan desarrollarse en medio de la oposición del fuerte movimiento ecologista de la zona que ha suscitado una controversia sobre los efectos de ambas instalaciones en el medio ambiente. Se trata del proyecto de valorización de neumáticos fuera de uso de la fábrica de Cementos Cosmos, en Toral de los Vados, y de la planta de Biomasa de Forestalia, en Cubillos del Sil. Ambos son una apuesta por mantener en el Bierzo un sector secundario potente en pleno proceso de retirada industrial.

En el caso de la cementera de Toral de los Vados, uno de los pocos ejemplos de industria berciana que funciona desde 1921 al margen de las vicisitudes que afectan al sector minero, la compañía presentó en febrero una solicitud ante la Junta para sustituir un 30 por ciento del combustible que se utiliza actualmente en las instalaciones -coque de petróleo- por neumáticos fuera de uso, en un proceso bautizado como valorización energética, con el que la empresa aprovecha el poder calorífico del material y a la vez recupera el hierro del interior de la rueda.

Sin embargo, esa solicitud de Cosmos recibió más de 2.000 alegaciones durante el periodo de información pública, la mayoría procedentes del movimiento ecologista. Uno de los principales opositores a la iniciativa es la plataforma ecologista Bierzo Aire Limpio, que también se muestra contraria a la instalación de una central eléctrica a partir de biomasa en Cubillos del Sil, un proyecto aprobado en julio al que la Junta destinará 42 millones para crear 500 empleos entre directos e indirectos.

Al respecto, el presidente de Bierzo Aire Limpio, Luis Fernández Canedo, explicó que el criterio de la plataforma “siempre ha sido no sumar más contaminación, más riesgo, al que ya había y caminar hacia otro modelo de desarrollo”, en el que el sector agroalimentario y el del turismo rural tengan mayor protagonismo. “Entendemos que la incineración de residuos es negativa para la salud de las personas y para el medio ambiente”, aseguró Canedo, quien defendió que “desde el punto de vista económico, la valorización no es garantía de futuro”, debido a los bajos índices de nivel de consumo de cemento y la entrada en el mercado exportador de países donde la producción es más barata.

Estos argumentos esgrimidos por los ecologistas “carecen de rigor científico y técnico y responden a argumentos demagógicos del pasado que ya deberían estar superados”, aseguró, por su lado, el director de la fábrica de Toral de los Vados, Jaime Santoalla, que detalló que la valorización de neumáticos no está relacionada con una prevalencia superior de enfermedades en la zona. La técnica empleada es una actividad “avalada por la UE” y que, en la actualidad, utilizan más de 160 fábricas de cemento en toda Europa.

Respecto a las acusaciones de contaminación del aire, Santoalla recordó que las emisiones de la fábrica no variarán con la valorización. Igualmente, subrayó que la cementera convive “en perfecta armonía” desde hace casi un siglo con un sector agroalimentario que ha recibido la certificación en ese periodo de hasta siete sellos de calidad y aseguró que el estudio de dispersión atmosférica de contaminantes elaborado por la compañía revela que “en ningún caso se produciría una situación de peligro para la salud de los bercianos”. “La valorización energética es el presente y el futuro de las cementeras”, defendió Santoalla, que confió en poder empezar a usar neumáticos usados como combustible en el primer trimestre del año que viene, una vez resueltas las alegaciones por parte de la Junta.

Repercusiones laborales

En medio de la polémica, están los trabajadores y las posibles repercusiones que un eventual rechazo a la solicitud de Cosmos podría tener sobre el empleo en la fábrica. Con unas listas del paro que en los dos últimos meses han aumentado hasta volver a rozar los 10.000 inscritos, el Bierzo no es ajeno a la profunda crisis que en la última década ha lastrado a la economía española y este domingo la ciudadanía salió a la calle para reivindicar que las administraciones superiores inviertan en el desarrollo económico de la comarca.

La situación económica de la comarca se vé agravada por el desmantelamiento final de la minería del carbón y el anunciado cierre de las dos centrales térmicas que operaban en el territorio berciano, Anllares y Compostilla. En ese sentido, la fábrica de Cosmos, que emplea de manera directa a cerca de 150 personas y atrae otros 400 empleos indirectos, es, junto al fabricante de palas eólicas LM o la acerería Roldán, una de las pocas industrias que escapó de esa quema debido a que no estaba inmersa en el monocultivo del carbón que ha impulsado la comarca.

Ante las críticas llegadas desde el ámbito ecologista, el secretario del comité de empresa en la cementera, Daniel López, destacó el “temor” que existe entre los integrantes de la plantilla a un posible rechazo al proyecto presentado por la dirección. “La valorización nos pone en la senda de las mismas reglas del juego que el resto del sector cementero español y mejora la viabilidad de cara al futuro de la fábrica”, afirmó.

En esa línea, López recordó que las mismas normas ambientales que están detrás del cierre de la central de Compostilla también afectarán, a partir de 2020, a cualquier industria que emita CO2, como es el caso de una cementera. La legislación europea está orientada a que las cementeras utilicen combustibles alternativos y las fábricas que no lo logren lo van a tener muy difícil para seguir funcionado a partir de 2020”, explicó el secretario del comité, que recordó que en las calderas de la fábrica sólo se quemarán aquellos neumáticos que no pueden ser reciclados y cuyo único destino era el de convertirse en residuo en un vertedero.

Ante la incertidumbre que provoca entre los trabajadores el compás de espera que se abrió tras la presentación de las alegaciones, a las que la compañía respondió este mes, los empleados se encuentran “ a la espera de que el procedimiento siga su curso” y confían en que el procedimiento administrativo se resuelva lo antes posible.

En cuanto a los efectos en la salud, el secretario del comité recordó que los propios trabajadores son los primeros interesados en controlar las emisiones. “Estamos convencidos de que las emisiones no variarán”, aseguró López, que citó la existencia de numerosos estudios de organizaciones como el Centro Superior de Investigaciones Científicas (Csic) que avalan la viabilidad ambiental de la técnica.