Subsanar un olvido premeditado, recuperar la historia. Ese fue el objetivo de la investigación que el escritor y periodista Carlos Hernández de Miguel llevó a cabo durante dos años y medio por archivos de Europa y Estados Unidos. Así ha conseguido traer de vuelta a los 9.300 españoles que estuvieron encerrados en Mauthausen. Sus vidas y el horror que corrieron está plasmado en el libro ‘Los últimos españoles de Mauthausen’, que este martes ha presentado acompañado por miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica en el Museo de la Radio de Ponferrada.
Que la historia sea conocida y llegue a los jóvenes es una de las razones por las que el autor decidió contar su investigación casi en tiempo real a través de las redes sociales. Su cuenta de twitter, @deportado4443 llegó a alcanzar los 50.000 seguidores. El resultado ha sido un cómic, una vuelta de tuerca del libro original centrado en el lado más humano de la historia. Así, el dibujante Ioannes Ensis, alter ego de Juan Espadas, transformó el relato de Hernández de Miguel en más de 250 ilustraciones con el título de 'Deportado 4443'
"Esos españoles sufrieron exáctamente lo mismo que los judíos y sin embargo no se estudia en nuestras escuelas ni en nuestras universidades", ha manifestado de Miguel. La guerra, el exilio y la razó por la que acabaron allí. Según explica, fue un acuerdo entre el régimen de Franco, Hitler y la Francia de Vichy, lo que permitió que mantuvo a estos españoles recluídos en los campos de la muerte nazi. de no haber existido este acuerdo, dice, hubieran acabado en campos de prisioneros de guerra "donde más o menos se respetaban los derechos humanos y donde estaban los prisioneros franceses o los soldados británicos".
Asumir nuestra historia, es, dice Carlos Hernández, uno de los retos que nunca hemos afrontado. "Somos el único país del mundo, incluso Alemania lo ha aceptado". Justifica que durante la transición, "con la amenaza permanente de un golpe de estado las concesiones a los herederos del franquismo, incluida el olvido" fuese lo único que se podía hacer. No obstante, considera difícil de entender que ahora no seamos capaces de recuperar "no la memoria histórica, que parece que sólo habla de una parte, sino la historia, la real".