Sin embargo, todos los pronósticos apuntan a que este huracán se convierta en tormenta tropical en las próximas horas a medida que avance hacia Centroamérica y disminuya su intensidad, al igual, que el reciente huracán ETA de categoría 4 que tocó tierra en Nicaragua este pasado 3 de noviembre y que provocó la evacuación de miles de personas.
Este sistema sumamente profundo e intenso se caracteriza por fuertes precipitaciones, vientos máximos sostenidos que pueden alcanzar los 250 kilómetros por hora, y una subida del nivel del mar entre cuatro y seis metros.
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Según ha declarado el director de Meteorología del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (INETER) , Marcio Baca, el huracán Iota es el huracán más potente registrado en la historia de Nicaragua y todavía habrá que esperar a conocer las consecuencias de este fenómeno que ha sido catalogado como el mayor huracán de 2020 en el Atlántico.
Esta ha sido una temporada de huracanes especialmente activa, aunque todavía faltan 12 días para que termine, como consecuencia de la gran actividad del fenómeno meteorológico apodado ‘La Niña’ caracterizado por provocar un enfriamiento a gran escala de la temperatura de la superficie del océano en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios atmosféricos como precipitaciones, vientos y lluvias.
Por otra parte, las quejas de los evacuados y de los gobiernos de los países de Honduras o Nicaragua no dejan de repetirse, fomentadas por el hacinamiento de personas en los albergues, la falta de condiciones sanitarias que ayuden a prevenir la propagación del coronavirus, junto a la escasez de alimentos y de agua potable.