Malos tiempos para la marca de garantía Cereza del Bierzo, que ha visto una campaña más cómo las inclemencias meteorológicas lastran la cosecha de esta prestigiosa fruta en la comarca.
Las heladas de los meses de marzo y abril afectaron significativamente a la calidad de la cereza, porque afectaron en su momento de maduración. Según estima el director técnico del sello de calidad de la Cereza del Bierzo y de la Asociación Berciana de Agricultores (ABA), Pablo Linares, las zonas más bajas y llamas de la comarca han sufrido unos daños que alcanzan el 50% de la producción; mientras que las laderas y zonas más altas apuntan pérdidas de entre el 20% y el 30%.
Pero, además de las heladas primaverales, las lluvias de las últimas semanas también han supuesto un duro revés para la cereza berciana. En concreto, las precipitaciones han provocado que el fruto se haya rajado, perjudicando así una cosecha que ya de por sí se veía mermada.
En concreto, las lluvias han perjudicado especialmente a la variedad temprana, cuya recolección ya se está llevando a cabo, en una producción "muy tocada por el agua", lamenta Pablo Linares, quien ratifica que la campaña se cerrará con "muy poca cosecha".
En cualquier caso, la marca de garantía sigue pendiente de valorar a largo plazo el daño de las inclemencias meteorológicas en las frutas bercianas. Así las cosas, la Cereza del Bierzo deposita su esperanza y confianza en que las variedades de media estación y tardía, que se recogen aproximadamente en el mes de junio, llegue con una mejor calidad "a pesar de la merma en la cantidad, aparentemente está bien", augura Linares.
Desde la certificación de la marca de garantía Cereza del Bierzo en 2016, sólo un 10% de los frutos recogidos desde la aprobación de la nueva figura de calidad se han podido certificar con el sello de garantía. En la primavera de 2017 las heladas arruinaron la cosecha, en 2018 fueron las lluvias las que estropearon la producción y en 2019 la climatología mermó considerablemente la cantidad de cereza recogida. En el caso de 2020, tanto las heladas como las lluvias afectaron a una campaña marcada además por el confinamiento a raíz de la pandemia de COVID-19. Con tres zonas principales de producción, en las riberas de los ríos Burbia, Cúa y Oza, la producción total de este cultivo en las más de 200 hectáreas de cultivo existentes en la comarca se estima en unos tres millones de kilos al año y su repercusión en la actividad económica se calcula en más de tres millones de euros.
