La Junta quiere remitir en enero a las Cortes la nueva categoría de médico de cuidados paliativos para garantizar un alto nivel asistencial

El proyecto de ley se asienta en el modelo integral de Sacyl para avanzar en prestaciones que alivien el sufrimiento y mejoren el bienestar ante una enfermedad terminales

15 de Diciembre de 2018
Actualizado: 17 de Diciembre de 2018 a las 13:23
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La Junta de Castilla y León quiere remitir a las Cortes en enero el proyecto de ley que creará la categoría de médico de cuidados paliativos, que dejará en manos de aquellos profesionales formados y con experiencia, con un elevado nivel de preparación y capacitación, la asistencia a los pacientes que se enfrentan a una enfermedad terminal. Así lo avanzó a Ical el consejero de Sanidad, Antonio María Sáez Aguado, quien precisó que esta categoría se asienta en el modelo integral de atención en el que trabaja Sacyl para avanzar en la prestación y cuidados destinados a aliviar el sufrimiento y mejorar el bienestar y calidad de vida de estas personas.

Esta categoría es una demanda histórica de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), que solo ha cristalizado en Andalucía. Servirá para dar respuesta de manera más innovadora y progresista a los pacientes, ya que concreta las funciones que deben desarrollar estos profesionales y, así, responder con la “máxima calidad y eficiencia” a la asistencia que demandan estos pacientes.

Es, también, un primer paso para certificar que quienes trabajan en este campo cuentan con una formación amplia y acreditada, dentro del reto de Sacyl de contar en el horizonte del año 2020 con al menos 200 profesionales con conocimientos paliativos pediátricos; formar a una media de cien médicos y enfermeros de Familia al año, y que todos los equipos de Primaria cuenten, al menos, con un médico y un enfermero especializado en cuidados paliativos.

El borrador del proyecto de ley consultado por Ical establece que a esta categoría podrá acceder cualquier médico especialista, y fija como funciones prestar asistencia sanitaria integral, individualizada y continuada, tanto de carácter preventivo como asistencial, docente, investigador o administrativo, y en general todas aquellas actividades encaminadas a la mejor atención de los pacientes con patologías que precisen de cuidados paliativos. Esta atención la prestarán tanto en el domicilio del paciente como en el centro sanitario, y siempre garantizando la continuidad asistencial y la coordinación con el resto de los servicios/unidades del hospital, así como con los profesionales de atención primaria.

Formación de residentes

La creación de la categoría de médico en cuidados paliativos implica estrenar una especialización a la que Sacyl también quiere incorporar de manera paulatina nuevos perfiles, entre ellos enfermeros y psicólogos clínicos. De hecho, en su Plan de Cuidados Paliativos 2017-2020 prevé sumar esta materia en la formación de médicos, enfermeros y psicólogos clínicos residentes. En concreto, en las especialidades de Medicina Familiar, Oncología, Hematología, Psiquiatría, Medicina Interna y Geriatría. Además, persigue fomentar la investigación y generar grupos de trabajo multicéntricos, de modo que los proyectos sobre cuidados paliativos tendrán prioridad en las convocatorias.

Buenos resultados

El primer año de aplicación del plan, que cuenta con una inversión de 60 millones en cuatro años, ha supuesto ya el nacimiento o ampliación de cuatro unidades de cuidados paliativos en Soria, Benavente, Zamora y Segovia, para lo que más de 500 profesionales han recibido formación avanzada, explicó Sáez.

También, está sirviendo para identificar a todos los pacientes, ya que muchos todavía se encuentra fuera de los circuitos protocolizados. De hecho, se estima que en Castilla y León tendrían que recibir cuidados más de 8.600 pacientes, de los que algo menos de la mitad, un 48,5 por ciento, es decir, unos 4.200, necesitarían atención de equipos con competencias avanzadas. Por estos motivos, la estrategia incide mucho en los profesionales de Atención Primaria, los primeros que entran en contacto con el paciente, para lo que fija un proceso asistencial integrado, un protocolo con pautas clínicas que sirve para homogeneizar procesos entre médicos de Familia y de Especializada.

Entre otras medidas, el documento incluye la elaboración de planes personalizados para cada paciente, en función de su patología y necesidades; apoyo a familiares; seguimiento y la atención en los últimos día. Fija, por ejemplo, pautas concretas tanto en la fase previa al final de la vida, como en la atención en los últimos momentos, desde el apoyo emocional, a la sedación, agonía y duelo, todo con pautas concretas bajo criterios clínicos