La miel de la empresa berciana Labejazul, reconocida como la mejor de España

El año pasado, la miel de castaño elaborada por Labejazul fue galardonada como la mejor del país y este año el premio ha recaído en la miel de bosque, también conocida como mielato

29 de Diciembre de 2018
Actualizado: 03 de Enero de 2019 a las 10:42
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miel955
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César Sánchez / ICAL Ana Belén Raimóndez y Juan Carlos García, propietarios de Labejazul, empresa apícola berciana afincada en Cacabelos, denominada como la mejor miel de castaño de España según mieladictos.com

El subsector de la miel es uno de los que ha registrado un mayor crecimiento en los últimos años en el ámbito de las actividades agrícolas y ganaderas que se llevan a cabo en el Bierzo, pese a que las dos últimas campañas no han alcanzado las cifras habituales de producción. La actividad, cuya importancia en la comarca ha ido en aumento en la última década debido a la pérdida de peso industrial, se ha beneficiado del impulso que aporta el programa Bierzo Hub de la Junta, que dedicó en enero una de sus jornadas a promover las industrias vinculadas al mundo de las abejas, las colmenas y sus productos derivados.

Uno de los vectores de éxito en ese sentido es el territorio común que comparten dos artes milenarios como la apicultura y la castañicultura, para los que las condiciones orográficas de la comarca y su condición de frontera entre territorios de clima mediterráneo y territorios de clima continental, ofrecen un entorno inmejorable, como demuestra el reconocimiento de las mieles de castaño y de bosque bercianas en los diversos certámenes y catas que se celebran alrededor de España.

Aunque el castaño es el rey en la zona, otras especies vegetales como encinas, robles, almendros, brezo, hinojo, tomillo, madroño e incluso hiedra y zarzamora prestan sus flores como materia prima a las laboriosas 'empleadas' de las diversas explotaciones apícolas de la comarca. A partir de ellas, se elabora no sólo la miel sino otros productos derivados como el mielato, el polen o la tintura de propóleo, que se utilizan como complemento alimentario o para fortalecer el el sistema inmunológico.

Camino de Santiago, Abejas Bierzo, Miel de altura 1.100 metros, Logon, Salvaxe o Labejazul son algunas de las marcas más reconocidas en la elaboración de miel y de sus derivados en la comarca, y todas ellas aparecen en los primeros puestos de la lista de mieles que cada año recopila el portal mieladictos.com, una suerte de Guía Parker del mundo apícola en España. El año pasado, la miel de castaño elaborada por Labejazul fue galardonada como la mejor del país y este año el premio ha recaído en la miel de bosque, también conocida como mielato, que elabora la empresa. Estos galardones se suman al reconocimiento como mejor miel de León que la compañía obtuvo en 2016 en el concurso organizado por la Universidad de León y Urzapa o a su presencia entre las mejores diez mieles de España según el portal universomiel. Reconocimientos que sirven de trampolín y suponen “un gran empujón” a la labor de esta joven empresa, según explica Ana Belén Raimóndez, 'alma máter' de la compañía.

Llevar la oficina al campo

Ana Belén es la cara visible de Labejazul y combina su trabajo principal como apicultora con sustituciones a media jornada en un laboratorio. Licenciada en Ciencias Ambientales, confiesa que siempre se sintió atraída por la idea de trabajar en contacto con la naturaleza. “Con la apicultura se aunaban mis dos grandes objetivos: llevar la oficina al campo y contribuir con mi trabajo a mejorar el medio ambiente”. Su pareja, Juan Carlos, y el hermano de éste, Ignacio, le ayudan a sacar adelante la empresa a la vez que compaginan la actividad con sus respectivos trabajos, profesor de secundaria y propietario de una librería en Cacabelos, respectivamente.

Ellos dos proceden de Portela de Aguiar, en el municipio de Sobrado, lugar en el que están los colmenares de los que sale la miel que más tarde envasan en la villa del Cúa. Juan Carlos e Ignacio han estado vinculados desde niños con el mundo agrario, ya que en su familia siempre han tenido castaños. Además, en el pueblo siempre hubo vecinos que recolectaban miel para su propio consumo “Nos gustó la idea de recuperar esta tradición y no dejarla perder. Vi en la apicultura la oportunidad de contribuir en la conservación de especies, el mantenimiento de la biodiversidad, poner de relieve el mundo rural y mostrar la importancia que el sector agrario tiene para la sociedad, ayudando a su profesionalización”, explica Ana Belén.

Su aventura conjunta comenzó en 2014 a raíz de un curso de incorporación de jóvenes agricultores, enmarcado en las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), que Ana Belén hizo para incorporarse al sector. Con ese impulso, la apicultora puso en marcha una explotación en la que combina las dos actividades, la castañicultura y la apicultura, con cinco colmenas que se convirtieron en 40 en el primer año y en 150 en el segundo. Los colmenares están situados en el entorno de la sierra de la Encina de la Lastra, en la periferia de la comarca en su límite con Galicia, una zona aislada de extensiones de cultivos, actividades industriales o grandes carreteras. En Cacabelos, la empresa dispone de una sala de extracción y envasado, donde se etiqueta y embala el producto y se llevan a cabo las gestiones burocráticas y de administración.

En 2015 se etiquetaron los primeros tarros, que se vendieron entre familiares, amigos y gente del pueblo. El siguiente paso fue la obtención del registro sanitario para poder ofrecer la miel en tiendas y este verano obtuvieron la certificación ecológica, cuyos controles ayudan a afianzar entre los clientes la imagen de miel de calidad y le abren las puertas a mercados extranjeros, donde el consumo de este tipo de productos está más arraigado. En la actualidad, Labejazul distribuye sus productos en tiendas de la localidad, así como en Ponferrada, Astorga y León, además de a través de la página web. De cara al futuro, Ana Belén y Juan Carlos pretenden distribuir sus productos también en tiendas de Madrid y Barcelona, debido al gran número de pedidos que registran en estas ciudades.

Marca de garantía

Al respecto, Ana Belén subraya que el relevo generacional y la entrada de gente joven en el sector, unido a “la profesionalización que se ha impulsado sobre todo por las ayudas concedidas por la Junta”, están aupando el crecimiento de una actividad cuya buena salud se evidencia con la celebración en el pasado mes de octubre en el municipio de Camponaraya de la primera feria de la miel del Bierzo, con la presencia de 20 expositores, 14 de ellos productores de la comarca con certificación ecológica. El evento cerró sus puertas con unas ventas cercanas a las tres toneladas, del centenar producidas en toda la comarca, según datos de la Asociación Leonesa de Apicultores.

Además, los esfuerzos de la cooperativa Apícola del Bierzo, nacida bajo el paraguas de Bierzo Hub, para avanzar en la instauración de una marca de garantía para la miel de la comarca se encaminan a que el marchamo de calidad pueda estar listo para la campaña del año 2020, tras presentar la documentación necesaria al Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl). “Sería algo muy positivo y beneficioso para todos, para los productores porque ensalzaría el valor de su producto y para los consumidores porque sería una garantía de lo que están consumiendo”, reflexiona Ana Belén, que subraya que “el Bierzo tiene un potencial tremendo, con un microclima que favorece la coexistencia de especies florísticas de ambientes completamente diferentes, lo que hace que las mieles que se obtengan aquí tengan características y matices completamente diferenciadores”.

El panorama de futuro del sector tampoco se encuentra libre de amenazas. Los efectos adversos del cambio climático provocaron que la campaña de 2017 fuese prácticamente inexistente y, aunque este año las condiciones climatológicas propicias para la floración han mejorado, los expertos consideran que los 100.000 kilos recogidos representan sólo un tercio del potencial productor de la comarca. A este fenómeno se suma la invasión de la temida Vespa velutina, la avispa asiática cuya presencia ya ha sido confirmada este año dentro de los límites de la comarca. Además, Ana Belén subrata que una de las principales reivindicaciones del sector apunta a la necesidad de un etiquetado claro, que especifique el origen de la miel y la clasifique en función de su procesamiento, con el objetivo de diferenciar las que se extraen, decantan y envasan, de aquellas que han sufrido microfiltrados, calentamientos o pasteurización, procesos que hacen que el producto pierda parte de sus propiedades originales.