Los adeptos a alargar las horas de sueño los domingos están de enhorabuena, pero el cambio de hora no contenta a todo el mundo. Si bien es cierto que el año pasado la Comisión Europea presentó una propuesta para poner fin a los cambios de hora durante 2019, todo aquello ha quedado en el olvido, pues pasan las estaciones y los españoles seguimos volviéndonos locos con relojes como el del coche o el horno, cuyo mecanismo a veces se nos resiste.
Además, existen numerosos estudios que prueban que los 60 minutos de margen que supone el cambio de hora afectan a la población en el estado de ánimo, la calidad del sueño y el rendimiento, hasta que nos habituamos al nuevo horario. Los defensores del cambio de hora abogan porque permite un mejor aprovechamiento de las horas de luz natural y una reducción en el consumo energético. Por el contrario, los detractores aseguran que el ahorro de energía no es tal, que el cambio tiene efectos perjudiciales en la salud o que se pierden 300 horas de luz al año.