Pablo Larrea se despidió el pasado martes de la Deportiva Ponferradina. El ya exjugador blanquiazul secundó a varios de sus compañeros y publicó un mensaje en sus redes sociales en el que asegura irse “tranquillo y feliz de haber dado todo por este club”. Tras dos temporadas y media en las que logró el soñado regreso a LaLiga SmartBank, el centrocampista madrileño abandona el club de la capital del Bierzo, en parte, por haber perdido el protagonismo que tuvo en los primeros meses y al inicio del presente ejercicio.
Tras llegar en el mercado invernal de la temporada 18-19, Larrea se hizo con un puesto en el eje del centro del campo junto a Óscar Sielva para ser capital en el ascenso a la categoría de plata. En la campaña 19-20 disputó 39 de los 42 partidos en Liga y 2 más en Copa del Rey alternando titularidad con suplencia, aunque teniendo gran importancia en los esquemas de Jon Pérez Bolo y acabando con 2 goles y otras tantas asistencias. En el curso que está a punto de acabar pasó de ser titular en muchos partidos al ostracismo total. Aparte de pasar por el coronavirus en enero, apenas jugó 18 minutos en los últimos 8 envites.
Esta situación ha provocado la marcha del centrocampista, que llegó procedente del Numancia y se ganó pronto un sitio en el corazón de la afición blanquiazul. Varias publicaciones lo sitúan en la órbita del Girona, pero Larrea se despedía con elegancia y agradecido: “Me voy feliz y tranquilo de haber dado todo por este club y haber logrado el ansiado ascenso. Son momentos únicos que llevaré siempre en mi corazón”, exponía el madrileño, que dejaba una puerta abierta con el “hasta pronto” que prácticamente cierra su comunicado.
