Para quienes somos bercianos, la expresión 'para después de La Encina' sirve de algún modo como ganarle un tiempo extra -como el descuento de un partido-, al periodo estival. Pero después todo viene de golpe. Los faustos y luego la lidia. Es lo que le tocará a los responsables provinciales y comarcales del Partido Popular.
Pasarán estos días de fiestas en Ponferrada -y El Bierzo en su día grande-, y en Bembibre; habrá que posar para la foto, pero después en estas localidades algunas poses se torcerán. Es política. Toca recomponer las juntas locales para las agrupaciones municipales en el PP después de que antes del verano quedara dispuesto el organigrama Provincial, bajo la presidencia de Juan Martínez Majo, y Regional, donde salió victorioso Alfonso Fernández Mañueco.
Todos se dan este tiempo extra, que está sirviendo de guerra fría en busca de apoyos entre los militantes con derecho a voto, la búsqueda del censo afiliados, llamadas para recabar apoyos, pero el horizonte de la recomposición de las agrupaciones locales en octubre es ya un horizonte nada lejano.
En Bembibre ya es pública la división entre el alcalde, José Manuel Otero, y el que lleva siendo los últimos 11 años presidente de la junta local, y concejal, Sigifredo Benavides. Entre ambos se reparten el apoyo de los concejales del grupo municipal, y ambos tienen claro que pugnarán por ocupar el liderato de la junta local y 'botar' (con B) al otro de la línea activa de la formación. Sigifredo Benavides ha sondeado apoyos entre la treintena de militantes con derecho a voto, y en ningún caso pretende dar marcha atrás a su candidatura. La corriente del alcalde vendrá representada por un tercero -previsiblemente relacionado con la concejal Laura Álvarez Alonso-.
Y en este escenario un tercer partido, bercianista, ha 'tocado' a Benavides sondeando su disposición a 'mover' el escenario político en la capital del Bierzo Alto.
En Ponferrada la situación es menos beligerante, pero de planteamientos que el PP deberá reconducir. La alcaldesa, Gloria Fernández Merayo, pretendería representar también la presidencia local del PP, pero desde el seno del partido se incide en que esta es un escenario atípico. Una vez lo intentó el entonces regidor Ismael Álvarez, y terminó perdiendo la partida con Eduardo Fernández. Un resultado similar, con una alcaldía sustentada por 7 de 25 concejales propios de la formación, daría una imagen de mayor debilidad a Merayo.
Busca el partido una persona de consenso, que bien pudiera ser candidatable; y ahí residen parte de los problemas, porque la regidora pudiera interpretar este movimiento en clave electoral. Y es que precisamente estas juntas locales serán el primer paso de la composición para la Municipales de 2019.
Entre sus propios concejales se traslada a Merayo la necesidad de contar con otra 'cara' por el PP en la ciudad, que evite desgaste y sirva de recurso de ataque... pero claro, está la otra cara. Precisamente poner otra cara que gane protagonismo con las siglas del Partido Popular en la ciudad.
Podrían optar por un perfil intermedio, alguien que comience una "transición" hacia un panorama electoral. Aquí parece que la figura de Eduardo Fernández y el concejal Ricardo Miranda -actual número 2 en el Ayuntamiento- tendrán mucho que decir.