El Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) publica en su edición de este lunes la declaración de Ponferrada como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Conjunto Histórico, un reconocimiento que coloca a la capital del Bierzo en la máxima protección patrimonial y refuerza su valor urbanístico, histórico y arquitectónico. La delitimación aprobada incorpora los elementos y espacios que mejor representan la evolución de la ciudad.
Esta declaración era anunciada el pasado 6 de noviembre y llega en un momento simbólico para una ciudad que hunde sus raíces en una meseta abrazada por los ríos Sil y Boeza, y que ha sido moldeada por el Camino de Santiago, la minería y un patrimonio monumental que recorre más de dos milenios.
Del Pons Ferrata al corazón del Bierzo contemporáneo
Los orígenes documentales de Ponferrada se remontan al siglo XI, cuando el obispo de Astorga, Osmundo, ordenó levantar un puente reforzado -el Pons Ferrata- para facilitar el tránsito de peregrinos hacia Compostela. Aquel cruce sobre el Sil dio nombre y sentido al asentamiento, que creció por su ubicación estratégica en la ruta jacobea.
En el solar de un antiguo castro de la Primera Edad del Hierro se alzaría, ya en el siglo XII, el Castillo de los Templarios, cuya donación a la Orden del Temple en 1178 consolidó el señorío templario y la defensa de la villa y los peregrinos. Entre 1218 y 1282 se configuró el edificio que hoy corona el casco histórico y que desde hace años cuenta ya con protección BIC.
La expansión urbana posterior, entre los siglos XVI y XVIII, dejó algunos de los hitos más representativos: la plaza de las Eras, la torre del Reloj, el Hospital de la Reina, la cárcel del partido, la plaza de La Encina o la propia Casa Consistorial. Con la llegada del ferrocarril y el descubrimiento de los yacimientos de hierro, Ponferrada se convirtió en el siglo XIX en un nudo clave de comunicaciones entre Galicia y el resto de la península.
Una ciudad industrial con identidad histórica
El verdadero impulso urbano llegó en el siglo XX, especialmente desde 1918, con la fundación de la Minero-Siderúrgica de Ponferrada (MSP). El ensanche de 1933 transformó la trama urbana y la estructura parcelaria, acompañando el crecimiento minero de las décadas de 1940 a 1960, cuando la ciudad se consolidó como polo industrial de primer orden.
Aun así, parte del tejido original se mantiene visible en zonas del casco antiguo, especialmente en el eje que conecta el castillo con la plaza de la Encina, la calle del Reloj, la plaza del Ayuntamiento o el entorno de San Antonio.
Un Conjunto Histórico con patrimonio excepcional
La declaración protege no solo el trazado urbano histórico, sino también un conjunto de edificios y elementos de alto valor:
• Castillo de los Templarios, ya declarado BIC
• Puente sobre el río Sil
• Basílica de La Encina
• Convento de las Concepcionistas Franciscanas
• Iglesia de San Andrés
• Hospital de la Reina
• Iglesia de San Antonio del Campo
• Real Cárcel
• Torre del Reloj
• Capilla de Nuestra Señora del Carmen
• Casa de los Escudos
• Casa de los Macías y las Cuadras, entre otros
El reconocimiento subraya el peso de Ponferrada como ciudad que ha sabido conservar la huella de sus etapas prerromanas, medievales y mineras. Un patrimonio que, según la Junta, “justifica plenamente su declaración como Conjunto Histórico” y refuerza su papel como referente cultural y turístico dentro de Castilla y León.
Con esta aprobación, Ponferrada se suma al mapa de localidades españolas cuyo casco urbano queda legalmente protegido como BIC, abriendo una nueva etapa para su conservación y planificación futura. Asimismo, Ponferrada se une a otros patrimonios del Bierzo declarados también Bien de Interés Cultural.
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