El incendio declarado en la noche del pasado viernes en Pendilla de Arbás, en el municipio leonés de Villamanín, mantiene en alerta a la montaña central. El fuego, que se originó en siete focos distintos, apunta a un origen intencionado, aunque las causas se encuentran todavía bajo investigación, tal y como ha aclarado el delegado de la Junta en León, Eduardo Diego.
Según Diego, en las labores de control han participado a lo largo de la jornada un total de 40 medios terrestres y aéreos, aunque los segundos tuvieron que ser retirados en la tarde "debido a la niebla y las nubes que han impedido su labor".
La situación se complicó durante la mañana de este sábado, cuando el incendio se elevó a IGR 1 debido a desprendimientos de rocas y piedras en el acceso a Pendilla, provocados tanto por el fuego como por el trabajo de la maquinaria pesada.
Sin embargo, el episodio más crítico llegó por la tarde, pues “las tormentas anunciadas y un brusco cambio en la dirección del viento hicieron que el incendio se adentrara en el valle de Tonín de Arbás, lo que obligó a elevar el nivel de gravedad a IGR 2”, explicó Diego.
Como medida preventiva, se ordenó el desalojo de 20 vecinos de Tonín de Arbás y aunque se les ofreció alojamiento en Villamanín, finalmente no fue necesario, ya que se trataba mayoritariamente de segundas residencias y varios de los afectados pudieron acogerse en casas de familiares.
En este momento, 26 medios terrestres continúan trabajando sobre el terreno con el objetivo de cerrar el perímetro y contener las llamas. Las autoridades confían en que la mejora de las condiciones meteorológicas y el refuerzo de maquinaria permitan avanzar hacia la extinción definitiva del incendio.
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