Juicio Pozo Emilio | Un vigilante denuncia que a él y a otros compañeros se les asignaban más labores de las permitidas por las normas de seguridad

El juicio por el accidente que el 28 de octubre de 2013 le costó la vida a seis trabajadores del Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa contó hoy con la declaración del vigilante de segunda y miembro de la Brigada de Salvamento, Manuel Ángel Cañón, quien denunció incumplimientos en las Disposiciones Internas de Seguridad (DIS) que, dijo, “tenían que ser el catecismo de la empresa”.

22 de Febrero de 2023
Actualizado: 27 de Febrero de 2023 a las 17:00
Juicio por la muerte de seis mineros en la Hullera Vasco Leonesa
El juicio por el accidente que el 28 de octubre de 2013 le costó la vida a seis trabajadores del Pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa contó hoy con la declaración del vigilante de segunda y miembro de la Brigada de Salvamento, Manuel Ángel Cañón, quien denunció incumplimientos en las Disposiciones Internas de Seguridad (DIS) que, dijo, “tenían que ser el catecismo de la empresa”.

El juzgado de lo Penal número 2 de León acoge el juicio por la muerte de seis mineros en octubre de 2013 en instalaciones de la Hullera Vasco Leonesa.

 

A preguntas del fiscal, manifestó que tanto él como otros compañeros tenían asignadas más tareas de las que les correspondían para cumplir su cometido como marcaba la normativa en el tipo de explotación en la que trabajaban. “¿Por qué me destinaban esa rampla y otra o otras dos galerías a mayores si sabían que tenía que estar en la rampla permanentemente, que una DIS dice que si no se ha provocado el hundimiento, tenía que estar permanentemente en la rampla?, cuestionó y aseguró que manifestó a sus superiores su disconformidad al respecto. 

 

 

El juzgado de lo Penal número 2 de León acoge el juicio por la muerte de seis mineros en octubre de 2013 en instalaciones de la Hullera Vasco Leonesa.

 

La circunstancia de tener que atender más zonas que la siniestrada pudo, dijo, haber resultado fatal días antes del accidente cuando se produjo una subida de metano que obligó a para la labor. “Hubo un estruendo muy grande, que fue un golpe de techo, hundió la bóveda, salió mucho gas y mandé abandonar la labor. En el momento en que se produjo vino una especie de aire y empezaron a pitar los aparatos; se bloqueaban porque subió el nivel de gas en el metanómetro por encima del cinco por ciento. No se sabe si sube al siete, al ocho porque se bloquean”, relató sobre lo ocurrido antes de plantear qué hubiera podido suceder si en ese momento no hubiese estado en el lugar y sus compañeros no se percatasen del incidente. “Si aquel día llega el gas y no estoy allí y les pasa algo, no salgo de la cárcel”, subrayó. “El del primer relevo no podía salir de la rampla para nada. Por eso está muerto”, añadió.

El suceso

Yo no me lo esperaba y creo que nadie se lo esperaba. Había mucho gas y preocupación, pero a mí nadie me dijo que tuviera miedo. No se podía obligar a nadie a estar ahí”, apuntó y sobre lo ocurrido este fatídico 28 de octubre señaló que, en base a su experiencia, cree que fue un hundimiento de la bóveda y no un DI (desprendimiento instantáneo), en cuyo caso “el carbón sale hecho harina; primero sale el carbón y detrás sale el gas. 

Él, como miembro de la Brigada de Salvamento, acudió al lugar de los hechos aunque, matizó, que esa entrada fue “de paseo”, dado que ya se habían extraído tanto a los fallecidos como a los heridos. 

 

El juzgado de lo Penal número 2 de León acoge el juicio por la muerte de seis mineros en octubre de 2013 en instalaciones de la Hullera Vasco Leonesa.

 

La rampla estaba en perfectas condiciones. No se había movido la entibación. No había ni una gota de polvo de carbón. Creo que sintieron un bufido y salieron corriendo para intentar salvar el pellejo. Cuando se escucha un ruido fuerte en la mina lo primero que se hace es correr y luego lo que sea”, reflexionó antes de defender el trabajo de su compañero de categoría fallecido en ese día.

La explotación

También cuestionó la conveniencia de la forma de explotar esa planta. “Fuimos generando una escalera invertida. En ese macizo hubo un fuego en 2002 y decidieron dejar un macizo de corte; dejar una zona sin explotar para que el fuego no se transmitiera de uno a otro. Se llegó hasta la cuarta y empezamos a meternos 20 metros por planta. En la planta séptima ya eran 80 metros por debajo de terreno virgen. ¿Si escarba 80 metros por debajo de este edificio, qué le pasa al edificio?”, planteó.

Despidos previos

Respecto a los despidos previos al siniestro a un ingeniero superior y uno técnico, que tuvieron que ser readmitidos, dijo que se llevaron a cabo “por velar por nuestra seguridad, por negarnos a entrar en una atmósfera altamente explosiva”. “Si hicieron eso con el jefe de la Brigada y un ingeniero superior y a otro lo degradaron, imagínese con nosotros”, reflexionó. 

Estanislao Fernández, barrenista de rampla que trabajaba en la planta donde se registró el suceso y que trabajó en en el relevo de noche, el anterior al del accidente, abrió el turno de declaraciones de este miércoles y comentó que hubo una parada por subida registrada en el metanómetro, sin considerar que fuera una situación excepcional, dado el carácter de ese macizo, donde “el carbón era muy duro y tenía gas”.

Veía que había bóveda; los disparos rompían el carbón pero no acababa de hundir”, comentó y dijo que se lo había comentado al delegado minero, “como se lo podía haber hecho a otros compañeros”. Preguntado al respecto, se refirió como rumores a los comentarios que oyó sobre que “se estaba más allá de lo explotado en la planta de arriba y por eso no calaba el hundimiento, que se había alargado más de lo debido la galería, pero eso no se puede demostrar de ninguna manera”. “Veías las anomalías, si hacía falta algo…” dijo sobre los comités semanales de seguridad en los que participaba en ocasiones como suplente y en otro momento de su declaración que “nunca” ha estado presionado por nadie en este caso.