Conservas, aguardiente estomacal o avisador de incendios... los 'ingenios' bercianos en las históricas 'Expo' de París bajo la Torre Eiffel

El Bierzo no fue ajeno a este fenómeno, ya que se encontraba favorecida por su posición geográfica para representar España. Además, la presencia en estas exposiciones parisinas fue un reflejo de la evolución socioeconómica de nuestra comarca durante la segunda mitad del siglo XIX.

02 de Enero de 2021
Actualizado: 03 de Marzo de 2022 a las 09:55
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PORTADA reportaje
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Nemesio Fernández, Manuel Quiroga, Uviro Valdés, Indalecio de la Puente, Todelo y Vázquez... Estos son los nombres y esta su historia bajo la sombra de la recién estrenada Torre Eiffel para mostrar al mundo sus 'ingenios'






 

Las Exposiciones Universales surgidas a mediados del siglo XIX, derivaron de certámenes agrícolas e industriales celebrados un siglo atrás en países europeos para presentar y premiar las mejoras en las manufacturas y la producción agrícola. El objetivo principal era presentar nuevos avances e incentivar la competencia y no únicamente vender productos como en las ferias medievales.

En cualquier caso, era una gran oportunidad para quienes tuvieran la fortuna de poder presentar sus productos a la vez que ‘curiosear’ los del resto. Aunque las primeras exposiciones basadas en este concepto de innovación tuvieron lugar en los años 1756 y 1757 en Gran Bretaña, la primera Exposición Universal con la presencia países invitados fue en Londres casi 100 años después. Este certamen inglés sirvió de guía para las Exposiciones Universales de París que alcanzaron mucho más éxito, popularidad y productos innovadores.

El Bierzo no fue ajeno a este fenómeno, y estas exposiciones parisinas fue un reflejo de la evolución socioeconómica de nuestra Comarca durante la segunda mitad del siglo XIX. No se registra participación hasta 1855, y once años después hubo un incremento sustancial de participantes bercianos que coincide con el periodo de dinamismo económico e industrial que acompaña al país en ese momento y va recogiendo la 'semilla' plantada en un Bierzo en ciernes industrial, con los primeros yacimientos minerales y sobre todo el dinamismo agrario, que en aquel entonces ponían a la Comarca como una de las zonas económicas en liza en España. Durante la exposición de 1867 el Bierzo pasaba por una época de crisis ocasionado por la filoxera (plaga que ataca a las viñas), esto fue un reflejo en la reducción en el número de participantes de este año. Sin embargo, 1900 el ingenio berciano ya se mostraba sin tapujos hacia el resto del mundo en estas 'Expo'.

Jurado internacional inspeccionando los vinos

En cuanto al tipo de productos que se mostraba, en un inicio y sorprendentemente ya que la base económica de la comarca era agrícola, las muestras estaban relacionadas con el sector industrial y minero (industrias de lino y curtidos, minería del hierro, etc) y en menor medida a productos del campo como nueces y vino. Sin embargo, en la participación de 1900 la representación de los sectores agroalimentarios como cereales y los últimos avances en conservas, fueron mucho más predominantes que en ediciones pasadas.

Respecto a los premios, el saldo total registrado fueron tres medallas de plata (1878, 1889 y 1900) y dos medallas de bronce (ambas en 1900) principalmente en vinos, legumbres y conservas.

Entre los expositores que habituaban este tipo de certámenes procedían en su mayoría de Ponferrada y Villafranca del Bierzo, seguidas de Priaranza, Bembibre y Cacabelos.

Cabe destacar y rescatar del anonimato a los personajes de nuestra tierra, cuyo espíritu inquieto y emprendedor los llevó a participar en estos lugares que fueron paradigma de innovación y escaparate de los avances de la época.... hasta un avisador de incendios ideado por el bembibrense Indalecio de la Puente.

 

LOS INGENIOS

El primer nombre que nos encontramos es el Francisco A. Válgoma, natural de Cacabelos que participó en el año 1855 en la exposición de los Campos Elíseos. Presentó un tipo de lino de fabricación propia, lo que demuestra este tipo de industria en la Villa Cúa.

En 1867 de nuevo en París la participación berciana fue más numerosa con tres vecinos de Ponferrada y otros dos de Villafranca del Bierzo y Bembibre. Fernández y Adriano Quiñones representaron sus transformaciones de hierros dulces y oligistos, ambos pertenecían   a la segunda generación de empresarios metalúrgicos ponferradinos: Namesio Fernández y Antonio Quiñones. El otro ponferradino fue Antonio Vega Cardóniga que también trabajaba con hierro dulce, Manuel María Quintano y Luis Riegas de Villafranca y Bembibre respectivamente, presentaron nueces y castañas.

Durante la exposición de 1873, en la que se volvió a ampliar el recinto y en la que se expuso la cabeza de la estatua de la libertad, la Comisión General Española tuvo una estructura idéntica a eventos anteriores, siendo su presidente el ex rey consorte D. Francisco de Asis. Por su parte, los bercianos debían enviar sus muestras al depósito de Vitoria, que cubría la zona norte: Galicia, León, norte de Castilla y León y La Rioja. Destaca en este certamen la figura de Juan Bautista Matinot, con las muestras de pieles y suelas procedente de la fábrica de Ponferrada, ubicada en el Barrio de la Borreca y fundada en 1825 hasta 1925. Es uno de los edificios más representativos de la arqueología industrial ponferradina.

También aquí nos encontramos con la figura de Norberto Rodríguez de Losada, sobrino del liberal e ilustre relojero José Rodríguez de Losada, natural de Quintanilla de Losada en la Cabrera. Norberto se encontraba en el comisionado encargado de inspeccionar la representación española y expuso la relojería de su fábrica. Fue galardonado con una medalla de plata.  

Por su parte, José María González de la Carrera, nacido en Villar de los Barrios, se podía intuir por los testimonios que dejó que se trataba de un hombre avanzado para su época, humanista y profundamente religioso, a la vez que un prolífico inventor. Como bien demuestra la cama hospitalaria articulada que se conserva en el Museo del Ferrocarril de Ponferrada.

Cabe destacar la Exposición Parisina de 1878, en la que se presentaron importantes inventos como el teléfono de Alexander Graham, Bell y la bombilla incandescente de Thomas Edison. Entre los congresos destacó el Propiedad Literaria liderado por Víctor Hugo, además de la mejora de las condiciones de los ciegos, donde se adoptó el sistema internacional Braille. 

La inauguración de la Torre Eiffel presidió la Exposición de 1889, en ella aparecen de nuevo representes bercianos como José Rodríguez y Hermanos de Cacabelos con sus vinos, cuya calidad fue premiada con una medalla de plata.



Un año después en 1900, París fue testigo de la mayor audiencia berciana hasta ahora. Visitada por más de 50 millones de personas, participaron 58 países con un coste que se elevó a los 19 millones de dólares de la época. Cabe destacar la intervención del español Eugenio Cuadrado Sánchez, inventor y catedrático que se hizo con una medalla de oro tras la presentación de su “Excitador Eléctrico Universal” bautizado con el nombre de “la Centella” y sus trabajos de investigación que fueron reconocidos internacionalmente.

En cuanto al Bierzo, obtuvo un total de 14 participantes. Viuda e Hijos de Tomás Ledo de Villafranca obtuvo una medalla de plata. Su fábrica (La Fábrica de Almíbanes y Conservas Ledo) fue fundada en 1818 y se dedicó desde entonces a la elaboración de frutas en almíbar de toda clase. Actualmente, sus descendientes lo han convertido en bodega para la elaboración, crianza, y embotellamiento de vinos, así como el emprendimiento de un proyecto de desarrollo ecoturístico en la Villa del Burbia.

 

 

 



 

 



 

También contó con expositores con apellidos reconocidos como los de Nemesio Fernández del Castillo, hijo del ya mencionado ferrero Felipe Fernández que expuso en 1867 y el su sobrino, Uviro Valdés Feo, también primo del terrateniente y prestamista Daniel Valdés Barrio.

Para finalizar, Fernando Miranda Crespo también fue uno de los presentados aquel año en París. Nació en 1843 en Rioseco de Tapia (León) y falleció a los 76 años en 1919 en Ponferrada. Casado con Gabina Hurtado Nieto se establecieron con dos hijos en Ponferrada, aprovechando las oportunidades del movimiento económico coincidente con la llegada del ferrocarril. Su carácter emprendedor, le llevó a crear una fábrica de jabones próxima al edificio de la Central eléctrica de la Higalica 11 (actual Calle de La Higalica). Además de ello, participó en la fundación de la Sociedad Obrera de Ponferrada en 1889 y fue su tercer presidente.

Fábrica de Jabón de Fernando Miranda en Ponferrada en la zona ahora conocida como 'Puente Cubelos'