Gentes de todo el mundo han pasado por este punto histórico del Bierzo en el que los trabajos de conservación han terminado el pasado mes de noviembre, y que posiblemente se realice alguno más. Sin embargo, en cada una de estas visitas de turistas de Francia, Madrid e inlcuso de la propia Comarca, Lela ha estado presente, presumiento y contando la historia que ella ha vivido y la que se ha desarrollado en los siglos que lleva levantado este espacio litúrgico y patrimonial de Ponferrada, y que ahora luce una placa en honor a ella, y a su labor, como también para indicar donde encontrar a Manuela y pedirle que abra la iglesia, cosa que hace "encantada".
Manuela Álvarez Arias ya iba en el viente de su madre, cuando esta ejercía la tarea que ahora desarrolla su hija, y que en un futuro lo harán sus hijos. Lela limpia la iglesia, la cuida, se preocupa de ella y encima la muestra tal y como lo que es, un tesoro del pasado berciano. Con las 80 velas sopladas, Lela no tiene pensado dejar de guiar a las gentes entre los muros de esta construcción mozárabe. Tanta es la pasión, y los años que la acompañaban, que conoce 'al dedillo' cada Santo elevado en los altares, los frescos de las paredes, la comparativa del antes y ahora en términos de obras de mejoras, como también relata con pasión la anterior ubicación de la impresionante pila bautismal, que aunque antes se encontraba en el mismo sitio que ahora, se ubicaba algún metro por debajo del suelo, tal y como ella misma cuenta.
Fiel a las tradiciones y a su rutina diaria, Lela se despierta, y lo primero que hace antes de dar el paseo matutino, se acerca a la puerta de la iglesia de Santo Tomás -que se encuentra separada por aproximadametne 100 metros de la puerta de su vivienda-, y reza la oración del Padre Nuestro, para más tarde 'coger el pendín' y hacer un poco de ejercicio por los alrededores de esta localidad perteneciente al Ayuntamiento de Ponferrada. También tiene una fe impresionante por la Virgen del Rosario y Santo Tomás, a los que afirma tener especial devoción.
Llena de historias y vivencias, le gusta dejar impoluta la iglesia, eso sí, siempre con la puerta cerrada, "es casi mi segunda casa. Me gusta tenerla limpia, reluciente, me llena de alegría hacerlo, como también enseñarsela a la gente". Tanto es el orgullo y el disfrute, que desde la pedanía se le ha instalado una placa haciendo mención a ella y a su vivienda, para ir, trimbrar en su puerta y pedirle adentrarse en el pasado del Bierzo, y de como la desamortazaicón de Mendizabal cambió el rumbo de este punto litúrgico.
Un día tocará pasar el testigo a sus descendientes para que sigan luciendo, presumiendo y difundiendo la historia de la iglesia mozárabe de Santo Tomás de las Ollas. Pero en todas y cada una de esas futuras visitas guiadas, siempre estará presente Lela. Ya lo decía el multidisciplinar Steve Jobs, "la única forma de hacer un gran trabajo es amar lo que haces" .
