Un berciano prolongará el camino de Santiago... hacia Tailandia en bicicleta

Un joven berciano, Alberto López, comenzó en julio un especial Camino de Santiago en bicicleta que tendrá como meta final el país asiático, donde espera llegar dentro de dos años y tras recorrer 52.000 kilómetros y 24 países. También difundirá el Mundial de Ponferrada

13 de Octubre de 2013
Actualizado: 18 de Septiembre de 2014 a las 20:33
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Un joven berciano, Alberto López, comenzó en julio un especial Camino de Santiago en bicicleta que tendrá como meta final el país asiático, donde espera llegar dentro de dos años y tras recorrer 52.000 kilómetros y 24 países. También difundirá el Mundial de Ponferrada 2014.

¿Puede el Camino de Santiago transformarse en un aventura con destino Tailandia?. Para el joven berciano Alberto López, sí... y en bicicleta. A mediados de julio inició su especial Ruta Jacobea, que continuará más allá de Compostela y que le llevará hacia el sur y, bordeando toda la costa de la península ibérica, a cruzar Europa para realizar una escala en Estocolmo y seguir el viaje por el continente asiático hasta llegar a la Tierra de los Thai. Será dentro de dos años y después de más de 52.000 kilómetros y 24 países recorridos.
“Surgió todo a raíz de que me despidieron, yo era soldador, y me di cuenta que mientras encontraba un nuevo trabajo no quería la rutina de siempre, quería experimentar algo diferente, tengo 32 años y soy joven, pero siento que no he vivido muchas otras cosas”, explica Alberto. Así, el desempleo le empujó a hacer el Camino y mientras lo planeaba descubrió que quería llegar mucho más lejos, a vivir la experiencia de cruzar medio mundo sólo él con su bici y se fijó como meta final ese atractivo país del sureste asiático.

Y es que mientras organizaba las etapas de la ruta pensó que podía aprovechar el llegar a Santiago para seguir por la costa y conocer Portugal, “que el año pasado ya había tenido ganas”, y después se le ocurrió la idea de poder continuar por la costa andaluza y levante. “Y llegados a ese punto y cuando la ruta que estaba trazando en el ordenador llegó a Barcelona pensé: quiero ir a Tailandia, tengo un amigo en Estocolmo, por qué no recorrer Europa en dirección a Estocolmo a casa de este amigo mio, descanso y tengo unas merecidas minivacaciones en el viaje y después ya cruzo todo el noreste de Alemania y luego ya sigo hacia Asia y Tailandia”, cuenta.

Y así empezó todo. Lo primero, buscar información en internet y se dio cuenta de que eso de viajar en bicicleta “no es tanta locura” como el pensaba. “Hay mucha gente que lo hace, incluso por años, que es cómo lo voy a hacer yo”, precisa Alberto, que prevé que su viaje le lleve unos dos años aunque sabe que “se puede alargar un poquito más”. La experiencia de estos meses haciendo el Camino de Santiago le ha enseñado que el tiempo es relativo y que los 15 o 20 días en los que el esperaba haber hecho el recorrido hasta Compostela se han convertido en dos meses “y aún me quedan etapas”.

Un alto en el Camino

Alberto está estos días entre León y Ponferrada. Ha hecho una parada para acercarse a despedirse de amigos y familiares y ponerse las vacunas recomendadas -excepto la de la malaria que se la pondrá por el camino- y reenganchar de nuevo el itinerario en Oviedo dentro de más o menos una semana. De momento ya ha hecho 2.200 kilómetros, ya que salió con su bicicleta con remolque en julio siguiendo el Camino Francés en sentido contrario, de León a Burgos y Pamplona, para empezar ya el Camino del Norte, que bordea toda la costa, desde Irún.

“Me ha llevado más tiempo porque yo no contaba conocer tanta gente, que te quieran enseñar cosas, y entonces llego a una ciudad y me gusta y paro uno, dos o tres días, hasta los cinco de Zarautz o los diez que he llegado a estar en Pamplona”, explica Alberto, que recuerda que en la ciudad navarra conoció a Ian, un sudafricano de 58 años, que llevaba seis meses viajando por Europa. “Llevaba un plano muy arrugado y hecho polvo, no sabía ni siquiera donde ir, ahora viajaba y me decía que llevaba toda la vida trabajando, sin mujer ni hijos, y que ahora era cuando comenzaba a vivir”, relata emocionado.

El viajero berciano afronta su aventura si apenas presupuesto, sin dinero. “En Pamplona ya me quedé sin dinero”, confiesa, al tiempo que asegura que pudo seguir adelante gracias a la ayuda de la gente, que le ha dado ropa de abrigo e incluso comida. “Si no fuera por esa gente que voy encontrando por el camino, no habría llegado hasta aquí, y sin esa gente que conoceré en los próximos lugares que voy a visitar, no podría continuar el viaje”, apostilla.

'Warm showers'

En algunas ciudades, para dormir, recurre a una red social llamada 'Warm showers' (duchas calientes), que es un lugar de intercambio mundial de hospedaje para cicloturistas. “Cuando llego a un sitio busco una zona verde para quedar y en algunas ciudades utilizo esa red social, la consulto y le envío un mensaje a la persona para explicarle que me quiero hospedar en su casa y si me quiere enseñar la ciudad”, explica Alberto.

Su funcionamiento es sencillo, las personas que puedan hospedar a cicloturistas crean una cuenta en el sitio con sus detalles de contacto y “de vez en cuando puede visitarles un ciclista y compartir historias mientras toman algo juntos”, indica su página web -y también tiene aplicación para smartphones-. “En España hay mucha gente", puntualiza, "más de la que yo pensaba, pero es que en Europa hay muchísima más en esta comunidad de viajeros” -hay 20.711 personas ofreciendo alojamiento en todo el mundo-.

Una cama, un sofá o simplemente un jardín donde acampar que se convierten no sólo en un lugar para pasar la noche, sino en una forma “más profunda” de conocer la ciudad o el país que estás visitando. “Es una experiencia distinta porque esa gente no te enseña las típicas cosas turísticas sino que puedes a llegar a entender cómo viven, cómo se mueven, qué piensan y conocer cómo son realmente los lugares y las personas que viven allí”, valora Alberto.

También le han sido muy útiles los consejos que recibe de otros viajeros, que le han animado y enseñado a hacer manualidades para sacar al menos el dinero para la comida. Ahora hace figuras de alambre, desde un peregrino a una mariposa, pasando por una araña, un escorpión o una hoja de marihuana, pero también está aprendiendo a trenzar pulseras de cuero para ampliar “el catálogo”.

Y su remolque

Alberto asegura ser autosuficiente con su bicicleta y su remolque “tipo Bob-Yack”, mucho más estable que las alforjas y evita “averías”. “Llevo de todo”, apostilla , desde la ropa al botiquín, piezas de recambio y herramientas. Así, aunque nunca se le había pasado por la cabeza la posibilidad de viajar en bicicleta, se dio cuenta de que era un medio de transporte económico y que le daba mucha libertad.
“Si me lo dicen no me lo creo, pero a raíz de lo que encontré en Internet, que hay mucha gente que la utiliza para viajar como otro medio de transporte más, y me he apuntado al carro con mi bici y mi remolque”, confiesa este berciano, que también quiere poner su granito de arena a la promoción del Mundial de Ciclismo 2014 en Ponferrada, para lo que ya ha hablado con el concejal de Deportes, Sergio Gallardo, y el teniente de alcalde, Emilio Cubelos.

Ahora espera respuesta, a ver si le patrocinan y le facilitan ropa con el logo del campeonato para llevar el nombre de Ponferrada a todos esos lugares por los que pasará durante los próximos meses. “Estoy abierto a más patrocinios o si alguna empresa quiere ser mi sponsor”, deja caer Alberto, que sabe que la económica es una dificultad que hay que superar, como la del idioma una vez supere las fronteras españolas. “No tengo ni idea de inglés, ni de francés ni de portugués, o sea, el español y el inglés ese chapucero que más de uno habla malamente, pero no me preocupa porque lo voy a aprender a la fuerza”, afirma optimista.

Su aventura continúa y espera llegar en marzo a la capital sueca después de haber cruzado Francia, Belgica, Holanda, el norte de Alemania y entrar en Suecia desde Dinamarca. Tras pasar un tiempo de “merecido descanso” en Estocolmo, continuará el viaje recorriendo de norte a sur el país germano, pasar a Suiza, Italia y Grecia, entre otros países europeos. Ya en Asia, tiene previsto entrar en China a través de Kazajistán y cruzar su extenso territorio hasta llegar a su destino, Tailandia. “Lo que no he pensado todavía es cómo volveré”, confiesa.