Este nuevo punto de recarga se caracteriza por ser el primero que utiliza almacenamiento de energía a partir de baterías de segunda vida. Una tecnología que permite simplificar y facilitar la instalación de puntos de recarga para vehículos eléctricos de 50kW, en ubicaciones que no cuenten con suficiente potencia eléctrica, o bien donde el coste de la inversión en red haga inviable otras alternativas.
En el desarrollo de este proyecto, tanto Repsol como EVE, se han apoyado en la capacidad tecnológica e industrial de la cadena de valor nacional, por lo que han contado con la colaboración de Irizar, Ingeteam, Cidetec y Gureak, una empresa que emplea a personas discapacitadas de Gipuzkoa y que ha llevado a cabo todo el montaje industrial del módulo de almacenamiento diseñado por IBIL.
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Entre los beneficios de los que dispone esta nueva instalación de recarga que se ha incorporado a la red eléctrica de Repsol que actualmente dispone de más de 250 puntos de acceso público, entre los cuales se incluyen 70 puntos de carga rápida, destacan:
- Permite la instalación de puntos de recarga rápida (50kW) en lugares donde es inviable por falta de potencia eléctrica o un excesivo incremento en la inversión.
- Se reduce en un 70% la potencia de red necesaria para prestar el servicio.
- Facilita su ubicación en casi cualquier emplazamiento, debido al mínimo espacio necesario para el módulo de almacenamiento (menos de un metro cuadrado).
- Reduce significativamente los costes de operación de la infraestructura, hasta un 50% debido principalmente a la menor potencia contratada.
- Proporciona una segunda vida a las baterías de los autobuses eléctricos, promoviendo la economía circular y la sostenibilidad. Ambas compañías dan así respuesta a uno de los retos principales a los que se enfrenta la electrificación de la movilidad, como es el tratamiento y la reutilización de las baterías una vez finalizado su ciclo de vida en el vehículo y para aplicaciones de almacenamiento estacionario.