El pueblo berciano San Vicente, ubicado en el municipio de Arganza, lucha contra su abandono total y busca nuevos vecinos que se asienten en sus calles. Esta iniciativa surge a través de la Asociación de Amigos de San Vicente y La Retuerta que pretende dar a conocer San Vicente —donde actualmente viven 4 personas y donde hay una casa rural— como residencia rural permanente a quienes buscan mayor calidad de vida en contacto con la naturaleza.
Esta asociación nace con el fin de investigar la manera de repoblar esta localidad y tienen como objetivo facilitar el contacto y acuerdo de vecinos y propietarios con quienes optan a ser nuevos vecinos; crear actividades culturales y festejos, tiempo libre, turismo rural, naturaleza, formación, patrimonio arquitectónico, urbanismo y vivienda, economía social y sostenibilidad; Fomentar el emprendimiento rural; Hablar con instituciones, empresas públicas y entidades privadas para mejorar infraestructuras (acceso, comunicaciones, riego) y servicios esenciales y representar y defender los intereses de socios y vecinos.
El presidente de la asociación asegura que tienen en mente dos perspectivas para repoblar el pueblo. En primer lugar, "darle vida al pueblo llevando iniciativas económicas que aprovechen el entorno que es muy atractivo a nivel turístico" y, en segundo lugar, "el desarrollo de un proyecto que facilite las condiciones para residir en la localidad. Hay que corregir las viviendas y los caminos de acceso y negociar con los propietarios".
Esta iniciativa pretende ser un referente en El Bierzo, donde "hay muchos pueblos en esta situación de despoblación". Además, el presidente destaca que "hay un interés de retorno al campo y eso nos anima".
El plan de Repoblación "lo define en sus grandes trazos nuestra asamblea de soci@s, y en el puede participar cualquier persona que se registre, aunque no resida en la zona". Puedes hacerte socio haciendo clic aquí.
El caso de Tremor de Arriba
La localidad berciana de Tremor de Arriba también realizó una repoblación a través de la venta de 170 viviendas que pertenecían a los mineros que trabajan antes en la zona. El Ayuntamiento de Igüeña vendió estos apartamentos por 3.000 euros.
Igüeña inició en 2015 el proceso de venta de estas viviendas, construidas en los años 60, que permanecían en un limbo legal y administrativo desde hace décadas. En su día fueron cedidas a los trabajadores de empresas mineras ya desaparecidas, por lo que decidieron retomar la venta con el objetivo de repoblar la población.
La mayoría de compradores, procedentes de Madrid, Salamanca, País Vasco y Murcia, las adquirieron como segunda vivienda, aunque “hay gente que lo utiliza como primera vivienda”, había asegurado el alcalde de Igüeña, Alider Presa, hace unos meses.