"El Sil es un río terco y caprichoso, de ahí que haya sido capaz de excavar dos de las comarcas más asombrosas del país y unirlas con una ribera rica y espectacular. Un viaje que comienza en Ponferrada, que se pierde entre los peregrinos que aún tienen fuerzas para encarar el Poio y que se desvía para descubrir las impresionantes Médulas. Y que continúa a través de los cañones profundos de este río y del Miño donde la viticultura heroica aseguró la prosperidad a decenas de monasterios silenciosos y remotos que hoy están más atractivos que nunca".