La ruleta en el cine y la TV: de Casablanca a ANHQV, la mesa más icónica de la pantalla

En el cine, pocas imágenes transmiten tanta tensión contenida como una bola girando en la ruleta. De los salones cargados de humo en los años cuarenta a las sátiras de los noventa, la rueda giratoria aparece una y otra vez como metáfora del azar,

21 de Octubre de 2025
Actualizado: 21 de Octubre de 2025 a las 19:49
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En el cine, pocas imágenes transmiten tanta tensión contenida como una bola girando en la ruleta. De los salones cargados de humo en los años cuarenta a las sátiras de los noventa, la rueda giratoria aparece una y otra vez como metáfora del azar, del riesgo y de la esperanza. Quizá la escena más recordada sea la de Casablanca (1942).

En el café de Rick, una pareja desesperada apuesta todo su dinero en la ruleta con la esperanza de conseguir fondos para huir de la guerra. Rick, interpretado por Humphrey Bogart, manipula discretamente la ruleta para que la bola caiga en el número 22. Este gesto, más que un truco, se convierte en un acto de humanidad, haciendo de la ruleta un símbolo de esperanza y segundas oportunidades.

Décadas más tarde, Perdidos en América (Lost in America, 1985) retoma esta icónica jugada del número 22, pero con un desenlace muy distinto. La pareja protagonista decide apostar todo su dinero al mismo número, pero termina perdiendo. En esta ocasión, la ruleta deja de ser un salvavidas para convertirse en metáfora de la ironía de la vida, mostrando que el azar no entiende de destinos.

La comedia también encontró en la ruleta un recurso perfecto. En Dirty Rotten Scoundrels (1988), dos estafadores se enfrentan en un juego de ruleta en un casino francés, jugando uno contra el otro. La tensión no proviene del azar, más bien de la rivalidad y la astucia de los personajes. Algo similar sucede en El Golpe (1973), donde Robert Redford cae víctima de una ruleta trucada que refleja el lado oscuro del casino.

En Vacaciones en Las Vegas (1997), Chevy Chase y su familia se ven envueltos en desventuras alrededor de las mesas, con la ruleta como epicentro de escenas absurdas que caricaturizan la obsesión por el juego. Incluso el cine de animación se ha servido de ella: en Toy Story 3 (2010), los juguetes improvisan un casino donde la ruleta, adaptada a su mundo de fantasía, se convierte en un guiño cómico al mundo adulto.

Al margen de la comedia, la ruleta ha servido para reforzar atmósferas. Alfred Hitchcock la incluyó en Atrapa a un ladrón (1955), con Cary Grant en una escena en la que una ficha acaba cayendo en el escote de una jugadora. Ese mismo aire aparece en Indecent Proposal (1993), donde una pareja pierde todo en la ruleta de Las Vegas antes de recibir la tentadora y polémica oferta de un millonario. Sin esa ruina inicial en el casino, la historia no habría tenido el mismo peso narrativo.

El juego también aparece como detonante de reflexiones más profundas en California Split (1974), donde los protagonistas encadenan victorias en distintos juegos, incluida la ruleta, en una especie de espiral que muestra la adicción al riesgo y la imposibilidad de salir del círculo del azar. Algo parecido, aunque tratado desde otro ángulo, se ve en Croupier (1998). Allí, Clive Owen encarna a un trabajador del casino que observa la ruleta desde la otra cara, la del crupier que conoce las luces y sombras del juego. La rueda que gira no simboliza ya la ilusión del jugador, sino la monotonía y el peso de quien reparte el azar de otros.

Fuera de Hollywood, el cine del viejo continente ha sabido explotar su potencial a través de películas como Corre, Lola, corre (1998), donde la protagonista apuesta desesperadamente en la ruleta para conseguir dinero rápido. La tensión de esa escena, con la cámara clavada en la bola girando, encapsula el vértigo de toda la película: el destino puede cambiar en un instante. Algo similar se percibe en Rain Man (1988), cuando Raymond, interpretado por Dustin Hoffman, intenta aplicar su lógica matemática a un juego tan impredecible como este, poniendo en evidencia la imposibilidad de racionalizar completamente el azar.

La fascinación por la ruleta no se limita a Europa; en España también ha encontrado su lugar tanto en cine como en televisión. En la saga de Torrente, por ejemplo, se incluyen escenas en casinos donde la ruleta aparece como recurso cómico y excusa para mostrar la torpeza y la codicia del protagonista. La rueda giratoria se convierte en un instrumento para el humor físico y la exageración de situaciones, reflejando cómo el juego puede ser un espejo de la personalidad de los personajes, incluso en un tono paródico.

En series y comedias televisivas españolas como Aquí no hay quien viva o La que se avecina, la ruleta aparece de manera más simbólica y cotidiana a través de personajes como Marisa o Mariano Delgado. En algunos episodios, casi toda la trama gira en torno a un casino, ya sea como recurso cinematográfico o para afrontar el coste de una derrama o multa. Así, la ruleta pasa de ser un icono del glamour y el riesgo de los grandes casinos a un elemento de entretenimiento cercano, reconocible y entrañable para el público.