Un estudio del Campus de Ponferrada señala que el consumo de alcohol ayuda a los jóvenes a “conectar más” pero no a ganar amigos

La tesis doctoral analizó los patrones de consumo en 200 adolescentes y sus relaciones sociales

25 de Enero de 2019
Actualizado: 27 de Enero de 2019 a las 18:55
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alcohol955
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Una tesis doctoral defendida en el Campus de Ponferrada de la Universidad de León (ULE) por la enfermera Enedina Quiroga analizó los consumos de alcohol de 195 adolescentes con edades comprendidas entre los 16 y 19 años, pertenecientes a cuatro institutos públicos de la comarca del Bierzo. Entre las conclusiones del estudio, destaca el hecho de que los jóvenes que presentan un consumo de riesgo “tienden a conectarse más fácilmente con el resto de su entorno que aquellos que no consumen a ese nivel”, aunque tienen dificultades para establecer amistades duraderas, ya que “no es fácil mantener una relación de verdadera amistad con una persona que consuma alcohol, y más en márgenes de riesgo”, apuntó Quiroga.

En ese sentido, el joven bebedor se presenta ante sus iguales como una figura sociable, cercana y de prestigio, que lo ven como alguien que pueda servir como puente o intermediario para otros contactos. Este hallazgo contradice el hecho de que el acto de beber se lleve a cabo con amigos íntimos, apuntó la autora del estudio, que obtuvo la calificación de Sobresaliente Cum Laude, bajo la dirección de los profesores Vicente Martín y Pilar Marqués. El de Quirofa fue, además, el primer trabajo defendido en el Campus de Ponferrada por una graduada en Enfermería de la Escuela de Ciencias de la Salud.

Para llevar a cabo el trabajo, la autora elaboró un cuestionario que recogía los datos relativos al consumo de alcohol. Estos consumos se cruzaron luego con una pregunta relacionada con la red de amistad del joven. Entre los resultados obtenidos, Quiroga destacó que “del total de la muestra, 110 alumnos presentaban un consumo de riesgo de alcohol, y dicho consumo se vio asociado significativamente con el género femenino”.

En el apartado de conclusiones, la tesis defiende que los jóvenes se caracterizan por ser “muy influenciables por el entorno social en el que se hallan inmersos, de modo que el adolescente influye en sus contactos, y éstos a su vez sobre el adolescente”, por lo que “tener conocimiento sobre el patrón de relaciones de adolescentes es un punto clave para el diseño de estrategias preventivas en este importante problema de salud pública”. La autora de la tesis insistió en que “analizar el entorno social del adolescente puede ser una de las claves para aumentar el éxito de las estrategias preventivas”.