El Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, celebrado cada 22 de diciembre, no solo es uno de los eventos más esperados del año en España, sino también una ocasión repleta de manías y hábitos que muchos jugadores repiten con fervor.
Entre las costumbres más extendidas para los ponferradinos se encuentra la elección meticulosa del número. Algunos prefieren adquirir boletos que contengan fechas significativas como cumpleaños o aniversarios, mientras otros optan por números que consideran 'de la suerte' o que han comprado en años anteriores con buenos resultados.
Otro hábito habitual es comprar participaciones siempre en el mismo lugar, ya sea una administración o establecimiento concreto o un vendedor al que se le tiene confianza. Esta fidelidad responde a la creencia popular de que conservar esa conexión puede aumentar las probabilidades de éxito.
No faltan tampoco aquellos que siguen rituales previos al sorteo, como tocar objetos considerados afortunados o evitar ciertas acciones para no atraer la mala suerte. Algunos jugadores incluso repiten gestos específicos justo antes del momento en el que se extraen los números ganadores.
Asimismo, son muchos los bercianos que reconocen que superan con creces la media de 60/80 euros de gasto. En Ponferrada, el entusiasmo por la Lotería de Navidad se refleja en un gasto considerable destinado a la compra de décimos. Los residentes muestran una notable predisposición a invertir en esta tradición anual, con cifras que superan la media nacional.
¿En qué gastarían el premio los ponferradinos?
Quien juega, por supuesto espera que le toque, mucho o poco, pero algo. Así, los jugadores reconocen que el reintegro suelen reinvertirlo en Lotería del Niño. Sin embargo, preguntados por qué harían de tocarle un buen 'pellizco', las opciones son abrumadoras. Son muchos los que reconocen que se darían algún capricho, como un buen viaje, o quienes invertirían, por ejemplo, en una vivienda. En lo que sí coinciden todos es en que sería un estupendo regalo de Navidad que haría que se tomasen la vida de forma más sosegada.
Además, es común compartir este evento con familiares y amigos, consolidando así una tradición colectiva donde se intercambian décimos y se vive la emoción juntos. Este aspecto social añade un valor sentimental al juego y refuerza las raíces culturales alrededor del sorteo.
En definitiva, estas manías y tradiciones reflejan cómo el Sorteo Extraordinario de Navidad va más allá del simple juego: representa una mezcla única entre esperanza, superstición y celebración comunitaria.
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