Aprovechando que el verano del Bierzo ya cuenta sus últimas semanas antes de despedirse, toca viajar a un enclave natural a los pies de la Sierra de los Ancares. Un espacio digno de visita, disfrute, cata y pernocta. Se trata de Balboa, que con una extensión de 51 kilómetros cuadrados y una altitud media de 950 metros, por donde discurre el río Balboa, limita con Trabadelo, Vega de Valcarce, Villafranca del Bierzo y Cervantes, localidad gallega. Un punto de encuentro para turistas, bercianos y gallegos que se acercan tanto en verano como en invierno para recorrer sus caminos y disfrutar de sus pallozas. Unas tierras que aún esconden recuerdos de antiguos pobladores que lo escogieron como lugar de morada. A los asentamientos astures sucedió la ocupación romana para extraer minerales de sus entrañas.
Una visita obligada para el verano, donde cualquiera que llegue a este punto natural del Bierzo podrá disfrutar de sus aguas, que junto a un día soleado, Balboa se convertirá en el destino perfecto para ir con familia, amigos o sin la necesidad de estar acompañado, porque la flora y fauna que alberga en esta zona, son un buen compañero de viaje. Además, este sitio recomendado para cualquier persona que quiera vivir la naturaleza del Bierzo, atrae año tras año a gentes de todos los puntos de España y del exterior del país.
Valencia, Irún, Málaga o Barcelona son algunos de los puntos de origen de varias de las personas que se encontraban descubriendo -o redescubriendo- Balboa durante esta semana, y muchos de ellos, llegaron a través de recomendaciones, o en otros casos, hubo personas que volvieron a este enclave rural después de 20 años, y así volver a disfrutar de sus pallozas, gastronomía, grandes casas, molinos, y por supuesto, el Castillo ubicado en la cabeza del municipio.
Lleno de arquitectura tradicional, Balboa sigue reafirmándose en la ganadería, la artesanía agroalimentaria y el turismo como base de su desarrollo rural, un espacio berciano con infraestructuras para todos los públicos. Conformado por 18 pequeños núcleos poblacionales como son Balboa, Canteixeira, Castañeiras, Castañoso, Chandevillar, Fuentedeoliva, Lamagrande, Paraxís, El Portelo, Pumarín, Quintela, Ruideferros, Ruidelamas, Valverde, Villafeile, Villanueva, Villariños y Villarmarín, este municipio recostado en las laderas de las montañas, en la Edad Media fue escenario de violentos combates entre leoneses y gallegos, significando su ubicación estratégica los restos del Castillo de Balboa.
Sin duda alguna, este punto berciano merece ir, volver, regresar o incluso quedarse. Un enclave rural repleto de oportunidades lúdicas, que harán de una visita una aventura, un sueño o incluso un flechazo. Ahora sólo toca organizar la escapada, y pisar El Bierzo, desde Balboa, donde la variedad de sus árboles y los siempre verdes prados cuarteados por regatos y regueros sorprenden por sus colores y belleza.
