
Vaya por delante nuestro carácter siempre blanquiazul, desde nuestra génesis allá por 2007; y que la gestión desde entonces ha llevado a escribir las páginas más doradas del club. Simplemente en la viñeta, sacamos un poco punta satírica a situaciones. Y algo así pasa ahora en la 'Ponfe' donde quizá el nuevo míster asista a arreglar algo que es más estructural, y en lo que debe trabajar el club en lo sucesivo. Quizá el modelo anterior ya quede obsoleto, como refleja el viñetista, y así quien sea el inquilino del banquillo, lo va a tener siempre más complicado.
La Ponferradina ya tiene nuevo entrenador. Mehdi Nafti ha tomado el relevo de Fernando Estévez después de un inicio de temporada pobre en cosecha, sobre todo en puntos. Y mira que este otoño ha sido generoso en el Bierzo con el pimiento, las castañas, las peras y las manzanas. Pero de producto futbolístico, poco ha llegado al mercado blanquiazul.
Y quizá ese sea parte del problema: no hay mucho que ofrecerle al agricultor, por muy buen agricultor que sea. Está por ver si Nafti será capaz de reconducir la senda deportiva o si esta campaña acabará reducida, casi en exclusiva, al objetivo de salvar la categoría. Una meta que se antoja corta para una masa social que aún vive del recuerdo de un pasado reciente bastante más glorioso.
Cabe hacerse varias preguntas. ¿Han sido acertados los fichajes? ¿Es buena idea construir un proyecto a base de contratos de una o dos temporadas, sin tiempo para crear un equipo reconocible? -Ahora mismo hay aficionados que apenas sabrían nombrar a cinco o seis jugadores de la plantilla; hace años se recitaba de memoria un once entero que permanecía en la memoria colectiva-. Algo se ha perdido por el camino.
Cambiar de piloto -o de ingeniero agrícola- puede ser necesario. Pero si no hay buen producto, difícilmente se podrá sacar adelante una buena huerta. Y surge otra cuestión de fondo: estando en Primera RFEF, ¿no habría que plantearse una política integral de cantera que permita subir uno o dos jugadores por temporada al primer equipo?
Es verdad que eso exige tiempo. Años. Y una reforma profunda de las escuelas deportivas y de las instalaciones. Pero en algún momento habrá que empezar a sembrar si se quiere recoger algo más que supervivencia.
Ahora solo queda desearle suerte a Nafti. Y, como bien dibuja nuestro viñetista de cabecera Daniel Buitrón, que haga todo lo posible con lo que hay para que, de aquí a final de temporada, podamos volver a enarbolar el Espíritu Blanquiazul con algo más que resignación y con la vista puesta, ojalá, en metas más altas.
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