“La empresa ahora mismo está en preconcurso de acreedores y lo lógico es que vaya a la fase concursal y que decida el Juez si tiene posibilidades de seguir adelante o si debe entrar en liquidación”, aseguró el regidor, que apela a la “buena disposición de la empresa para ayudar o negociar para renunciar a ese contrato y que se quede con la obra la siguiente empresa”.
De momento parece que podría existir esa buena disposición a la que aludió Otero, “también ayuda que es una empresa relativamente pequeña”, añadió, pero en cualquier caso lo que parece inevitable es el retraso en tanto en cuanto agota los plazos del proceso concursal.
El preconcurso de acreedores es una figura que contempla la legislación concursal de tal modo que busca la negociación entre la empresa y sus acreedores en un periodo de tiempo de tres meses, de forma previa al concurso de acreedores propiamente dicho. Si en este periodo no se logra acuerdo la empresa tendrá un mes más para presentar al Juzgado la solicitud de concurso.
La obra se había adjudicado con un plazo de ejecución de 18 meses, es decir, debía concluir antes de finalizar el próximo año 2018.
En esta tesitura, es difícil calcular la demora ya que puede ser menor si se produjera un acuerdo inminente con los acreedores como también podría ser de varios meses si finalmente hubiera concurso de acreedores, apelando en este caso a la agilidad de la empresa para renunciar voluntariamente a la obra.
Eso sí, el alcalde ha destacado expresamente que la consejería de Sanidad garantiza la partida presupuestaria, por lo que, independientemente de los problemas sobrevenidos, se va a garantizar la construcción del edificio “sea en un momento o en otro”, concluyó.