La empresa berciana Servibi, dedicada a servicios de viticultura, lleva ya cuatro años testando una de las innovaciones más avanzadas en el sector agrícola: los tratamientos con drones. para el diagnóstico de enfermedades y el cuidado del cultivo de la vid. Una apuesta por la tecnología que, tras varios años de pruebas, ha comenzado a consolidarse como una herramienta clave para el futuro de la viticultura. La parte operativa de los vuelos con drones se realiza en colaboración con la empresa Gestión de Campos, especializada en el pilotaje profesional de drones agrícolas. Se trata del equipo responsable de manejar las aeronaves en campo, siempre bajo las directrices técnicas marcadas por Servibi.
El proyecto está liderado por el ingeniero agrónomo Borja García, quien explica que durante más de 15 años la empresa ha estado centrada en la gestión agronómica tradicional del viñedo, pero que "era necesario dar el salto hacia las nuevas herramientas de innovación que ya están marcando el rumbo del sector".
Tres o cuatro años de ensayos hasta lograr drones realmente eficaces
Durante varios años, Servibi probó diferentes modelos de drones, especialmente de fabricación china, específicos para uso agrícola. Sin embargo, no fue hasta la pasada campaña, ya finalizada, cuando lograron obtener resultados plenamente satisfactorios en grandes extensiones de viñedo.
La última vendimia, cerrada hace apenas dos meses, supuso un punto de inflexión: los drones demostraron una eficacia muy superior a los tratamientos convencionales, tanto en la aplicación de productos como en la recogida de datos agronómicos. El éxito de la campaña consolidó definitivamente la apuesta por esta tecnología.
Acuerdo con los mejores drones europeos
Tras esa experiencia, Servibi ha alcanzado un acuerdo con una empresa fabricante de drones europeos de última generación, considerados entre los más avanzados del mercado. Gracias a este acuerdo, la firma berciana se ha quedado con la representación de estos drones tanto en España como en Italia, convirtiéndose en un referente en su aplicación en viñedo.
Además, Borja García participa directamente en el desarrollo agronómico de estos equipos, adaptando sus prestaciones a las necesidades reales del cultivo. El objetivo es corregir las carencias detectadas durante años de trabajo en campo y hacer los tratamientos cada vez más eficaces.
Entre las principales mejoras destaca que los nuevos drones duplican el tiempo de vuelo, pasando de los siete minutos habituales a más del doble, además de incrementar notablemente la capacidad y precisión de los tratamientos. A todo ello se suma el valor añadido de su fabricación europea, frente a los modelos de origen asiático que dominaban hasta ahora el mercado.
Vuelos guiados y modelización del viñedo
Servibi define los tratamientos y la estrategia agronómica, mientras que los vuelos los realizan pilotos especializados mediante un acuerdo con la empresa Gestión de Campos. La combinación entre la experiencia técnica en viticultura y la pericia de los pilotos ha permitido ensamblar con precisión la parte aérea y la agronómica.
Los drones no solo realizan tratamientos fitosanitarios, sino que elaboran modelizaciones completas del campo, informando sobre el estrés de las viñas, el estado de maduración, carencias nutricionales o excesos, gracias al análisis fotogramétrico de las hojas. Una información clave para decidir cada actuación en tiempo real.
Prevención frente a enfermedades y respuesta rápida tras granizo
La filosofía de trabajo de Servibi se basa en la prevención. Así se lo trasladan a bodegas y viticultores: adelantarse a las enfermedades es la forma más eficaz de proteger el viñedo durante todo el ciclo anual.
Aunque fenómenos como las granizadas o las heladas no pueden evitarse, el dron marca la diferencia cuando ocurren. En caso de una fuerte granizada sobre una finca de 50 hectáreas, los tractores no pueden entrar por la humedad del terreno. Sin embargo, un dron es capaz de tratar hasta 60 hectáreas en un solo día, frente a las apenas 10 o 12 que puede cubrir un tractor.
Además, cuanto antes se actúe tras el daño del granizo, menor será la entrada de enfermedades y menor el impacto económico para el viticultor. El dron puede volar al día siguiente a primera hora, de forma guiada, sin pisar el terreno y sin depender del estado del suelo.
Una herramienta que ya ha llegado para quedarse
Desde Servibi subrayan que los drones no sustituyen el conocimiento técnico, sino que lo potencian. El equilibrio entre los métodos tradicionales y la nueva tecnología está permitiendo ofrecer un servicio único y altamente especializado, especialmente adaptado a las condiciones climáticas del norte de España.
Con la incorporación de los drones europeos y su desarrollo específico para viñedo, Servibi se sitúa entre las empresas pioneras en la aplicación real y eficaz de la agricultura de precisión en la viticultura profesional.
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