La hija de un paciente del Área de Salud del Bierzo ha hecho pública, a través de una carta abierta, la situación que vivió durante tres años sobre la salud psiquiátrica de su padre, quien hace tres meses se suicidó. Una ya de por sí dolorosa pérdida a la que afea la "dejadez por parte del servicio de psiquiatría" del centro de salud de Cuatrovientos y del complejo hospitalario berciano.
A continuación puede leer el texto íntegro y al pie del artículo encontrará recursos para la prevención del suicidio:
Carmen G.G por esta vía, me pongo en contacto para expresar mi enorme descontento con el servicio de psiquiatría del área de salud del Bierzo. Todo empezó aproximadamente hace 3 años cuando mi padre tras un intento de suicidio fallido en casa fue ingresado en el Hospital del Bierzo de Ponferrada. Estuvo hospitalizado 7 días, no haciendo ningún tipo de deferencia del resto de pacientes, independientemente del estado de gravedad. A posteriori empezó siendo tratado por el médico especialista de psiquiatría el Doctor M.M en el centro de salud Ponferrada IV (Cuatrovientos), donde en un primer momento le recalcaba a mi padre que estaba muy “malin” y que la medicación que le estaba pautando le ayudaría a mejorar y seguir para adelante, realizando un seguimiento presencial cada 3 meses.
El día a día de mi padre era una lucha para levantarse, para mantenerse activo, o sobre todo por las mañanas, porque la medicación le anulaba y le entorpecía en su vida diaria. Con ayuda de un psicólogo y con la medicación pautada por el Doctor M.M, mi padre iba pasando los días en los cuales muchos se sentía mejor pero otros tantos mucho peor. En cada consulta trimestral le mantenían la medicación, incluso si mi padre sufría algún cuadro de ansiedad le recomendaban subir la medicación, así durante 3 años sin prácticamente cambiársela.
Llego la consulta del 26 de noviembre de 2024, donde otra vez el Doctor le hacía hincapié a mi padre de que había llegado muy “malin” a la consulta, pero que lo veía algo mejor, así que no le tocaría la medicación y lo volvería a ver el 17 de febrero de 2025. Tres semanas después, en plenas Navidades, mi padre nos confiesa que estaba teniendo otra vez pensamiento suicidas y que no quería volver a cometer el error de hacía 3 años.
Entonces llamamos al teléfono de atención de psiquiatría y nos dicen que el Doctor no puede atendernos, sino que tenemos cita. Al día siguiente me presento con mi padre en el centro de salud de Ponferrada IV a la espera de poder quitarle dos minutos al Doctor para que pueda atender a mi padre; y así sucede, que a la salida de la consulta de unos de sus pacientes, aborde con mi padre la consulta y le pedí por favor que si no fuera de extrema urgencia no estaríamos en su consulta molestándole. Nos atendió y muy amablemente le subió a mi padre la medicación para eliminar esos pensamientos que tenía y diciéndonos que ante cualquier duda o problema que lo llamemos por teléfono.
Pasan los días, pero mi padre por las mañanas está deshecho, esa sensación de no poder levantarse de la cama y de solo querer estar tumbado y descansar. Entonces llamamos a la consulta del Doctor, tal y como nos lo dijo, pero nos comunican que está de baja y que no puede atendernos. Tras la desesperación de mi padre, el 30 de enero nos vemos obligados a recurrir a un profesional externo, cuyo conocimiento sobre la enfermedad de mi padre no era tan profunda como la del Doctor.
Le regula la medicación porque cree que es excesiva y que si tiene algún problema estaría a su disposición. Pasan los días esperando a su próxima consulta el 17 de febrero, ¿y cuál es nuestra sorpresa? Llaman 3 días antes, el 14 de febrero, para comunicarnos que el Doctor está de baja y no sabe cuándo se podrá incorporar, así que tendría que esperar a volver a ser llamado para la consulta de seguimiento, pero ¿para cuándo? ¿Entonces qué hacemos? Volver a recurrir al profesional externo que había visto a mi padre el 30 de enero, pero hasta el 12 de marzo no tendría consulta con él por el exceso de pacientes diarios. En estos días de espera le llama el Doctor, vía telefónica haciéndole un diagnóstico y subiéndolo la medicación a través de un teléfono y sin haberlo visto de manera presencial desde las Navidades que habíamos ido a avasallar su consulta y dándole una cita nueva para el 7 de julio.
Llega el 12 de marzo y mi padre tiene consulta con el profesional de psiquiatría externo, el cual le dice que lo ve mejor y mucho más animado. Al día siguiente, 13 de marzo mi padre decidió dejar de seguir sufriendo. Está clara la nefasta gestión y la falta de profesionales en el servicio de psiquiatría.
Con esto quiero hacer saber y ver a la gente que las depresiones son una enfermedad más a tratar al igual que un cáncer u otro tipo de enfermedad y que no se puede meter en el mismo saco a una persona que tiene una depresión estacional, una depresión postparto a una persona con una depresión con pensamientos suicidas, teniendo en este caso que hacer un seguimiento más controlado y exhaustivo.
Gracias.
Recursos para la prevención del suicidio
El Ministerio de Sanidad promueve la Línea 024 de atención a la conducta suicida. Se trata de una línea telefónica de ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados, básicamente a través de la contención emocional por medio de la escucha activa por los profesionales del 024, la recomendación de que contacten con los servicios sanitarios del SNS o la derivación al 112 en los casos en los que se aprecie una situación de emergencia. En caso de emergencia vital inminente puede llamar directamente al teléfono de emergencias 112.
La línea 024 no pretende reemplazar ni ser alternativa a la consulta presencial con un profesional sanitario cuando sea necesaria.
Los destinatarios de la línea son las personas con conducta o ideación suicida, así como los familiares o allegados de víctimas de suicidio o de personas con ideación suicida.
El 024 es un servicio de alcance nacional (accesible desde todo el territorio nacional), gratuito, confidencial y disponible las 24 horas del día, los 365 días del año, así como el Teléfono de la esperanza, el 91 459 00 50
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