El alcalde de Ponferrada, Marco Morala, se ha pronunciado sobre la polémica suspensión del toque de campanas en la iglesia de San Ignacio, tras una medida cautelar impuesta por el juzgado. La decisión ha sido acatada por el Obispado de Astorga, cumpliendo así con el mandato judicial.
En relación con el caso concreto de San Ignacio, el alcalde reconoció que "70 toques de campana diarios a un volumen elevado pueden resultar “realmente lesivos y dañinos para los ciudadanos”. Es una forma de “equilibrar el derecho al descanso con el de mantener las tradiciones sonoras religiosas”.

Morala subrayó que “el paisaje sonoro de las campanas en Ponferrada está adecuado” y que, en cualquier caso, “se debe respetar el derecho al descanso y a la salud de los vecinos”. Según el regidor, el Obispado “ha actuado correctamente al acatar una resolución judicial, como no puede ser de otra manera en un Estado de derecho”.
“No se trata de eliminar las campanas, sino de que su uso sea compatible con la convivencia vecinal”, insistió Morala, quien apeló al “sentido común, la sensatez y el respeto” como herramientas para resolver este tipo de conflictos. También pidió prudencia mientras el procedimiento judicial sigue su curso: “Vamos a esperar una resolución definitiva y firme”.
El caso ha reabierto el debate sobre los ruidos tradicionales y su impacto en la calidad de vida urbana, un tema que ya ha generado controversias en otras localidades del país.
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