En la zona que rodea la iglesia de San Ignacio, situada en Ponferrada, se ha detectado un incremento considerable en la población de palomas. Esta situación está estrechamente vinculada al reciente silencio prolongado de las campanas del templo, que tradicionalmente han actuado como un elemento disuasorio natural para estas aves.
Durante años, el sonido constante y característico de las campanas ayudaba a mantener a raya a las palomas, evitando que se establecieran en los alrededores inmediatos del edificio religioso. Sin embargo, desde que cesó el repique habitual por motivos aún no aclarados, se ha observado cómo estos animales han ido ocupando progresivamente tejados, cornisas y plazas cercanas.
La presencia masiva de palomas genera molestias a vecinos y visitantes debido a la suciedad causada por sus excrementos y el riesgo potencial para la conservación del patrimonio arquitectónico. Además, este aumento descontrolado puede derivar en problemas sanitarios relacionados con enfermedades transmitidas por estas aves.
Las autoridades locales y responsables del templo estudian posibles soluciones para controlar esta situación sin dañar ni alterar el ecosistema urbano. Entre las opciones consideradas están la reinstauración del toque regular de campanas o la implementación de métodos alternativos para desalentar a las palomas.
Silenciadas las campanas de la iglesia San Ignacio
Una sentencia emitida por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Astorga obligaba a la Diócesis a cesar el uso de las campanas del templo santo hasta que su volumen se adaptara a los límites establecidos por la legislación vigente sobre contaminación acústica. Una sentencia que fue recurrida por la misma Diócesis.
Un silencio que se está llevando a cabo desde el pasado 1 de agosto.
La polémica se remonta a hace tres años, cuando el nuevo párroco de San Ignacio, José Antonio Prieto, asumió la gestión de la parroquia e incrementó notablemente la intensidad del sonido de las campanas, especialmente durante los llamamientos a misa, utilizando las siete campanas del templo. Esta modificación motivó las primeras quejas vecinales y una denuncia presentada en 2022 ante el Ayuntamiento de Ponferrada, competente en la aplicación de la normativa sobre ruidos. El consistorio emitió entonces un primer decreto exigiendo a la parroquia que ajustara el volumen de sus campanas a los niveles legales.
Sin embargo, dicho decreto fue anulado posteriormente por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León por un defecto de forma: la ausencia en el expediente del certificado de calibración de los medidores acústicos utilizados. Esta resolución no abordaba el fondo del asunto, lo que llevó al denunciante a reiterar su queja. El Ayuntamiento dictó un nuevo decreto, en esta ocasión haciendo especial énfasis en la necesidad de reducir el volumen de los toques litúrgicos, que son los más intensos.
Posteriormente, el Grupo Municipal VOX Ponferrada presentaba una moción en un pleno de la capital berciana para proteger el toque de campanas de las iglesias.
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