Cuando te abrazas o acurrucas durante el sueño, el cuerpo libera oxitocina, una hormona que fomenta el apego y la relajación. También se ha comprobado que las parejas que sincronizan sus patrones de sueño tienden a disfrutar de relaciones más satisfactorias. Estudiar cómo las posturas al dormir influyen en el bienestar emocional y relacional es una forma de entender mejor el impacto de la vida íntima en la salud mental.
Un estudio reciente ha revelado que las parejas que duermen físicamente más cerca al comienzo del sueño presentan menores niveles de estrés y de apego emocional inseguro. Sin embargo, este contacto cercano no parece estar relacionado con la posición individual preferida para dormir, como hacerlo de lado, boca arriba o boca abajo.

El estudio se centró en cómo las parejas heterosexuales se posicionan físicamente al irse a dormir, y si esta cercanía influye en variables como el estrés percibido, los trastornos del sueño, y el estilo de apego. Los autores destacan que, aunque las parejas suelen tener un “lado de la cama” asignado, muchas veces lo cruzan para buscar afecto, sexo o simplemente acurrucarse.
Para investigar estos temas, los investigadores encuestaron a 143 parejas heterosexuales (286 personas en total), con una edad promedio de 43 años en los hombres y 40 en las mujeres. Las parejas llevaban juntas una media de 13 años. También se recogió información contextual como ingresos, duración de la relación, y si compartían cama con hijos o mascotas. En total, 52 parejas coincidían en este ritmo biológico.
Cada participante indicó cómo era su posición habitual al dormir en pareja al comienzo del sueño, así como su posición preferida al dormir en solitario. También completaron varios cuestionarios que medían el nivel de estrés percibido, la inseguridad en el apego emocional, la presencia de trastornos del sueño, y la somnolencia diurna.

Los resultados fueron claros: no hubo relación significativa entre la postura individual preferida para dormir y la postura utilizada al dormir en pareja. En cambio, las parejas que mantenían una mayor cercanía física al inicio del sueño, como dormir acurrucados (haciendo la «cucharita»), entrelazados o cara a cara, reportaron niveles más bajos de estrés y de apego inseguro, tanto ansioso como evitativo.